Doris López


Sesenta días han pasado en un abrir y cerrar de ojos desde que el pasado 17 de marzo circuló por última vez en la calle la edición impresa de El Carabobeño, diario que por más de ochenta años expresó en cada página la realidad de un país y el sentir del más desprotegido. Su ausencia ha afectado profundamente a todos lo que son y fueron parte de esta universidad del periodismo carabobeño, censurada por el Gobierno nacional a través de la Corporación Alfredo Maneiro, que se negó a venderle papel, con la actitud cómplice del gobierno regional

Desde sus trabajadores hasta el más fiel de los lectores lamentan no poder leer las noticias del día hojeando las páginas que representaban el cuerpo del Diario del Centro impreso. Pero pese a la realidad, un sentimiento colectivo de esperanza y fe se mantiene entre todos los que cada mañana llegan a cumplir con el compromiso más importante: Informar.

La redactora para la fuente de sucesos, Heberlizeth González mantiene la fe en que a pesar de no tener diario para leer “no es momento de llorar ni bajar la cabeza, es momento de informar como el primer día que pisamos el edificio de El Carabobeño”.

Para la especialista en la fuente de economía, Dayrí Blanco, la situación solo es un bache en el camino. “Más temprano que tarde volveremos a tener El Carabobeño impreso y seguiremos informando veraz y oportunamente como siempre lo hemos hecho”.

El sentimiento de esperanza lo mantiene también Sara Pacheco y Luis Borrero, ambos responsables de la fuente de comunidad y departamento de investigación respectivamente, quienes coinciden en que un medio de comunicación tan importante no desaparece de la noche a la mañana, menos si por tanto tiempo ha sido la voz de los que no son escuchados.

Los lectores

Los afectados más importantes fueron los lectores y aunque El Carabobeño migró a la web, no todos están familiarizados con el nuevo formato o no tienen internet para hacer seguimiento a las noticias.

Al menos esa es la afirmación de Pablo Pulido, lector e integrante activo de la comunidad La Mirandita, al sur de Valencia, quien en más de una ocasión ha confiado en el Diario Del Centro para denunciar las diversas problemáticas que aquejan a su localidad.

Él en representación de otros fieles a El Carabobeño sostiene que los venezolanos somos los que tenemos el poder de conseguir lo que queremos y si queremos que la edición impresa vuelva hay que salir a la calle y exigir lo que por derecho nos corresponde.

El Carabobeño volverá

Para Rafael García Marvez, coordinador general de la Asociación de Columnistas del estado Carabobo, al final de gobierno de turno, que a su juicio está en sus días finales, precederá el renacer y la vuelta a la calle de la edición impresa de El Carabobeño. “Lo veremos, volverá a abrir sus puertas, volverá a tener papel y volverá a ser el baluarte de la prensa carabobeña”.

Hay que continuar con la lucha por la democracia y por la libertad de expresión concebida no solamente en que se pueda decir lo que uno quiera, sino también que lo que se diga no traiga consecuencias de esas que sobresaltan a un pequeño sector cuya respuesta será atentar contra todo aquel que lo incomoda, sentenció el también el también columnista de este rotativo. (DLV)




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