Reuters
El Papa Francisco
se llevó a 3 familias de refugiados sirios en su regreso a Roma este sábado, tras visitar la
primera línea de la crisis migratoria europea en un campamento en Grecia donde
los inmigrantes lloraron a sus pies, besaron su mano y le rogaron por ayuda.
En un extendido complejo cercado en la isla de
Lesbos, en el mar Egeo, adultos y niños
rompieron en llanto ante el líder de la Iglesia Católica, luego de que su
viaje hacia el corazón de Europa se vio interrumpido por una decisión de la UE
de bloquear una ruta usada por millones de personas que escapan de conflictos
desde comienzos del 2015.
Si bien las fronteras están ahora casi todas
cerradas para los inmigrantes, Francisco
se llevó a un pequeño grupo de refugiados con él en su avión cuando dejó la
isla tras una visita de 5 horas.
"El Papa quería tener un gesto de acogida
respecto a los refugiados, acompañando en su avión a Roma a 3 familias de
refugiados de Siria, 12 personas en total, incluidos 6 niños", dijo el
Vaticano en un comunicado.
Los individuos
fueron seleccionados mediante un sorteo, según medios, y habían estado
en campamentos de refugiados antes de que comenzara a regir el 20 de marzo un
acuerdo entre la UE y Turquía para frenar la ola inmigratoria.
"Quiero
decirles que no están solos", dijo Francisco en un discurso en el
campamento de Moria, donde 3.000 personas esperan para poder seguir su camino.
El Papa dio la mano a cientos de personas, y en al menos 3 ocasiones, adultos se
arrodillaron ante los pies del pontífice llorando y pidiendo ayuda. Una
mujer que usaba un crucifijo superó el cordón policial y se arrojó a los pies
de Francisco.