Luis Alejandro Borrero || @LABC7

Reposado sobre el hombro derecho del guardia estaba su rolo. Lo sostenía con sobriedad. De vez en cuando lo utilizaba para señalar líneas en el piso dónde debía colocarse la gente. Frente al oficial, una multitud de al menos 300 personas esperando comprar dos paquetes de leche en polvo, en el estacionamiento de Makro Valencia. Eran civiles recibiendo orden cerrado: en fila organizada. Y todos acababan la orden.

El estacionamiento asfaltado no tenía ni un solo carro —en sus aproximados 10 mil 800 metros cuadrados— de superficie demarcada con pintura. En cambio estaba lleno de gente. Eran las 10:30 a.m., los rayos ultravioletas arreciaban sobre la multitud desnuda ante el calor y el cansancio. Había dos grupos, de unas 500 personas cada uno, en las alas este y oeste del parqueadero. Uno detrás del otro, zigzagueaban dándole forma a la cola, antes de entrar a comprar.

Los uniformados son malísimos con el verbo. Los que estaban allí no podían conjugarlo. Solo hablaban en infinitivo. « ¡Avanzar, avanzar! ¡Detenerse!… esperar aquí», decía el joven de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) con el rolo en la mano. En la otra mano estaba preparado para cualquier eventualidad sosteniendo su casco.

—Mira cómo los tratan, pareciera que esto fuera una correccional, dice Andrews Abreu, nuestro fotógrafo.

Del lado de la reja hacia afuera estaba la transitada Autopista Regional del Centro, que conecta cuatro estados de Venezuela. La reja perimetral de Makro mide unos 172 metros de largo y allí también había gente esperando por la leche en polvo.

Makro Valencia ya había sufrido un conato de saqueo unas 48 horas antes. Por ello la seguridad había sido fuertemente reforzada. La gente entraba al estacionamiento en grupos de 50. Pero antes debían anotarse con nombre y apellido en una improvisada lista. Luego el guardia en la cerca perimetral revisaba y daba la orden.

A las 10:35 a.m. se escuchó el rugido de las motos de alta cilindrada. Más de 12 funcionarios de la Policía de Carabobo habían llegado a echar una mano a la GNB. La gente mantuvo la calma. Silencio absoluto ante la medida.

—Avanzar, avanzar, decía un efectivo de la guardia agitando su mano para apurar a la gente.

Entonces algo dramático. Una señora pasada de los 70 años en la reja de afuera iba entrando a hacer la cola. Pasó al lado de quienes estaban alineados lo más rápido que pudo. Sus antebrazos arrugados tuvieron la explosión de energía necesaria que casi la hacían trotar en muletas, si es que eso es posible.

Se compra lo que haya. No importa si no era lo que en principio se estaba buscando. Esa es la metodología de acción de una cola. Elegir cuál producto llevar queda reducido a la discrecionalidad del momento exacto en el que cada camión despacha en un supermercado.


—Nosotras llevamos lo que esté disponible: si hay leche, es leche, dijo Aidé Narváez desde las afueras del Makro de Valencia

Diariamente son tres o cuatro horas recorriendo supermercados. «Tengo a mi hija allí adentro haciendo la cola, venimos del Makro de Naguanagua».  

—¿Solo están vendiendo leche?

—Dicen que van a sacar harina y café

—¿Y usted va a comprar también?

—No, yo solo la estoy esperando. Estoy cuidando el carro, ese amarillo que ves ahí. De aquí vamos a otro mercado más. Así es que estamos haciendo.

El desespero

En plena cola Angélica Treno recuerda a su hermano. En febrero pasado murió en Barinas, cuna del expresidente Hugo Chávez. «¿Cómo va a ser posible que mi hermano murió por falta de una aspirina? No se consigue nada, Atamel, nada». Para la mujer, es lamentable que en un país que fue tan rico, su gente esté pasando por tanto.

—Aquí no hay ningún boicot de la oposición. El Gobierno tiene que darse cuenta que la gente está cansada de las colas. Nos estamos muriendo de hambre ¿Cómo avanza un país cuando pierdes todo un día haciendo cola? Maduro tiene que darse cuenta que esta situación se le fue de las manos.  




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.