EFE

El papa Francisco visitó este viernes un centro de acogida de Roma en el que se asiste a
niños de hasta doce años de edad que atraviesan serios problemas de
índole personal, familiar y social, informó el Vaticano en un
comunicado.

El pontífice visitó las instalaciones acompañado
por los trabajadores sociales, y posteriormente los jóvenes le mostraron
sus habitaciones, le narraron sus experiencias y merendaron con él.

El centro forma parte de «Aldeas Infantiles SOS», se encuentra en la
zona romana de Boccea y está compuesto por cinco casas en las que los
jóvenes residen acompañados por una responsable.

Los niños
ingresan en este centro previa notificación de los Servicios Sociales y
en él son tutelados y acompañados durante su crecimiento por voluntarios
y trabajadores, son escolarizados, van a misa y practican deporte.

El área sigue el modelo pedagógico y organizativo de la primera
«Aldea Infantil», fundada en 1949 por Hermann Gmeiner, un joven
estudiante de medicina austríaco que decidió así ayudar a los muchos
niños que se quedaron sin padres tras la II Guerra Mundial.

Paolo y María, los directores de la «aldea» de Roma, contaron la historia de Gmeiner al pontífice.

Paolo Contini explicó posteriormente a Radio Vaticano que «el papa ha pedido pasar todo el tiempo de la visita con los niños y los jóvenes» y ha traído dulces para merendar con ellos.

Durante el tiempo que ha pasado en el centro ha visitado las casas,
el parque, su jardín y las instalaciones deportivas, compuestas por un
campo de fútbol, otro de voleibol playa y una piscina.

Contini relató que el papa
solicitó a un joven escuchar la música que éste normalmente escuchaba
con sus auriculares y aseguró que hay una imagen del pontífice
escuchando con unos grandes cascos la música rap y tecno del muchacho.

El director dijo que los internos de mayor edad aún no se creen la
visita, porque «ellos siempre han sido marginados por la sociedad y
sentirse elegidos de este modo representa para ellos una emoción
particular».

Por último, confesó que el papa,
al marcharse, se dirigió a los dirigentes del centro para señalar que
su trabajo «es muy importante, porque ningún niño nace para crecer
solo».

Tras abandonar el centro, el papa visitó al cardenal italiano Andrea Cordero Lanza di Montezemolo, hospitalizado en la residencia romana de Villa Betania.

La visita del papa
se enmarca dentro de las actividades del «viernes de la misericordia»,
que realiza sin previo aviso durante todo el Año Santo Extraordinario,
hasta el próximo 20 de noviembre. 




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