Dilma Rousseff defiende en su campaña la cooperación Sur-Sur. (Foto EFE)

EFE

Las elecciones presidenciales del 5 de octubre en Brasil definirán el rumbo internacional que tomará a partir del 1 de enero, inicio del próximo Gobierno, el gigante sudamericano, que es la mayor economía de América Latina, líder industrial del Mercosur y uno de los motores del mundo emergente.

La presidenta Dilma Rousseff, que aspira a la reelección, defiende en su campaña la cooperación Sur-Sur y avanzar en la integración en infraestructura y energética de América Latina, mientras que la ecologista Marina Silva, su principal rival en la disputa y segunda en los sondeos, propone «relanzar» las relaciones con Estados Unidos y flexibilizar el Mercosur.

Para el opositor Aecio Neves, tercero en las encuestas, según su equipo de política externa, «Brasil debe volver a dar prioridad a las relaciones con los países desarrollados», y, al igual que Silva, pugna por mejorar lazos con Estados Unidos y con la Alianza del Pacífico (México, Chile, Colombia y Perú).

Si bien Brasil es la séptima economía mundial, tiene desafíos regionales de gran porte: América del Sur consume básicamente manufacturas brasileñas y al Mercosur, bloque del que es socio junto a Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela, deberán incorporarse en un futuro cercano como miembros plenos Bolivia y Ecuador.

La diplomacia de Brasil quiere «consolidar el Mercosur y convertirlo en una unión aduanera y para eso va a persistir en la relación con sus miembros», dijo a Efe el asesor especial de Asuntos Internacionales de Rousseff, Marco Aurelio García.

«El comercio intra-Mercosur es muy relevante. Argentina es uno de los tres principales socios comerciales de Brasil. Y si la expansión en ese comercio no es mayor es por las dificultades mundiales y regionales», declaró García, expresidente del Partido de los Trabajadores (PT).

El académico agregó que el Gobierno de Rousseff estuvo marcado por la crisis internacional originada en las finanzas de Estados Unidos y Europa, el rol del G-20 y la rápida consolidación del foro BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica), que en 2014 anunció la constitución de un banco de fomento conjunto.

Y como «sombra» y «mancha» juzgó el espionaje que realizó la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos contra Petrobras, el Gobierno brasileño y la propia Rousseff, lo que canceló la visita oficial que la mandataria le haría en 2013 a su par Barack Obama.

«Queremos relaciones simétricas», sostuvo el influyente asesor sobre Estados Unidos, segundo socio comercial del país detrás de China.

A diferencia de la campaña de Silva, que atribuye a Argentina la lentitud para un acuerdo con la Unión Europea y el Mercosur, García dijo que la oferta sudamericana está entregada y a la espera de una respuesta de los europeos.




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