A la par de su crecimiento demográfico, la ciudad demanda la consolidación de su desarrollo. (Foto Noel Palencia)

Litzy Sanz Nava || lsanz@el-carabobeno.com

Puerto Cabello recibió su título de ciudad, un 5 de agosto hace 203 años. Fecha que celebra en medio de un escenario en el que aún demanda derechos inalienables para sus más de 300 mil habitantes.

La conmemoración de ese histórico momento en la que la sociedad civil se impuso ante el poderío militar, enfrenta aún un inmerecido quiebre cultural y económico.

De cara a desarrollos habitacionales privados con precios inaccesibles y un plan de viviendas de interés social que no avanza, a la par del crecimiento demográfico de la ciudad, están miles de familias que aún viven arrimadas en la casa de sus padres o suegros en espera de la oportunidad para ofrecer a sus hijos un hogar digno. Y es que en Puerto Cabello, los padres con hijos no tenemos derecho ni a un alquiler, denunció Esperanza de Nava, vecina de Los Lanceros.

Salud e Inseguridad

En este cumpleaños 203, los dos centros asistenciales públicos, además de arrastrar históricos problemas, son insuficientes para atender a toda la población. Las clínicas privadas también se hicieron pequeñas para el número de pacientes que deben atender. Mientras, en una década, los gobernantes de turno sólo hablan de mejorar y optimizar los servicios de los hospitales Adolfo Prince Lara y José Francisco Molina Sierra, del Seguro Social. Ahora cuenta con una Unidad de Cuidados Intensivos para nonatos, pero no se avizora un proyecto de construcción de un nuevo y moderno centro de salud público.

La inseguridad en el último bastión de Castilla, continúa cobrando vidas. La inconstancia en los operativos para atacar este flagelo, se convierte implícitamente en aliado de bandas armadas que operan en el puerto.

Mientras el gobierno local promueve una campaña de concienciación para una transformación en la conducta ciudadana aupado por un sector de la sociedad, otro insiste en actuar de forma anárquica con actos que atentan contra la moral y las buenas costumbres. En medio de estos grupos, se pasea un conjunto de normas que a través de una Ordenanza de Convivencia Ciudadana, ostenta unas sanciones que son aplicadas con particular timidez.

El tren que pudiese impulsar cambios importantes en la ciudad no termina de arrancar. Continúa varado en esa estación que le recuerda a las nuevas generaciones las acciones enmarcadas en la liberación de la nación.

La porteñidad agradece las mejoras y recuperación de muchos espacios, iniciativa de la actual administración de gobierno. Pero añora aún esa época en la que Puerto Cabello fue anfitriona de personalidades y luminarias de las ciencias, las artes, la música y de la actividad marítimo-comercial que, en definitiva, marca la pauta para un desarrollo sustentable o no de la ciudad.

La ciudad espera que el puerto le retribuya, como debe ser, el albergarlo en sus costas. Muchos de sus lugareños consideran que la reparación de una avenida, la construcción de unos baños públicos y donativos a instituciones escolares, no son suficientes. Este municipio deberá brillar. Pero no es así, mientras los transportes acaban con nuestras vías, los buques nos dejan sus desechos y no llenan la ciudad de contenedores, la gente lucha por salir adelante en medio de ese caos, sentenció Manuel López, habitante de la comunidad Las Populares de Santa Cruz.

Mayor respeto, más viviendas, acciones contundentes para hacer valer las normas de convivencia, una mejor ciudad, son las demandas de muchos porteños que antes con orgullosa sinceridad le desearon a la ciudad un feliz cumpleaños.




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