Dayrí Blanco|@DayriBlanco07

Ya no hay nada. Hasta las esperanzas se agotaron en la planta FCA-Chrysler de Venezuela. No hay convenios concretados aún dentro del acuerdo de autoabastecimiento de divisas firmado con el Ejecutivo y los almacenes de materia prima de la firma se mantienen vacíos. La producción sigue en cero y el riesgo de que la transnacional cese operaciones en el país retumba en la preocupación de cerca de 800 trabajadores.

El jueves 17 de marzo desde Miraflores el presidente Nicolás Maduro hizo el lanzamiento del Plan de Reactivación de la Industria Automotriz con la participación de representantes de todos las ensambladoras y autopartistas públicas y privadas. 40 días han pasado y no hay resultados positivos de ese encuentro. Las líneas de manufactura de todas las plantas siguen detenidas y la proyección es que se mantengan así por el resto de 2016.

No hay dólares para el sector. La crisis de divisas ha determinado que las prioridades sean alimentos y medicinas, no vehículos. Pero la estabilidad laboral de 100 mil trabajadores en todo el país se está tambaleando.

Nadie quiere invertir

Henry Ospina, secretario de reclamos del sindicato de FCA-Chrysler está preocupado. Lo refleja en cada una de sus palabras. Entrelaza y suelta sus manos mientras relata que en el caso particular de esa empresa se esperaba concertar con los propietarios de los 39 concesionarios de la marca que funcionan en el país, cuatro de ellos en Carabobo, para que inviertan sus dólares que permitan la importación de material de ensamblaje, reactivar las labores en las plantas y una vez listas las unidades ponerlas a la venta en la moneda extranjera.

«Están renuentes» detalló el sindicalista. La experiencia de Ford ha sido determinante. En enero de 2015 iniciaron ese mismo plan de venta que les permitió garantizar los puestos de trabajo y armar 600 vehículos al mes en promedio. Pero ese número ha bajado progresivamente como consecuencia del mermado poder adquisitivo de la población y los patios de la planta en la zona industrial de Valencia se muestran repletos de unidades, así como las exhibiciones de los concesionarios.

Esa compañía está paralizada desde hace tres semanas y se espera que el 4 de mayo reinicie operaciones para el ensamblaje de las últimas 580 unidades para las que tienen insumos. A 10,89% de su capacidad de ensamblaje cerró el año pasado Ford con tres mil 813 unidades de 35 mil, durante lo que va de 2016 apenas han logrado armar 706 y en los patios de la empresa hay cerca de 800 que no han podido ser colocados en exhibición ante la minoritaria demanda de los vehículos, condicionada por el mermado poder adquisitivo de la población.

En General Motors Venezolana (GMV) es poco lo que los trabajadores conocen sobre los avances de las reuniones que la gerencia aún mantiene con el Gobierno. “Solo sabemos que siguen en conversaciones. Es lo único que nos han dicho”. Producir sería un privilegio que se consumaría para el último trimestre del año. Antes es imposible. Pero se trata de una hipótesis incierta porque hasta ahora no hay mecanismo activado de autogeneración de divisas.

Empleos en riesgo

La situación laboral es crítica. Las gerencias de FCA-Chrysler y GMV introdujeron a mediados de marzo ante la Inspectoría Cesar “Pipo” Arteaga la solicitud de suspensión laboral de toda la nómina por 60 días como lo avala el artículo 72 de la Ley del Trabajo. Aún no han recibido respuesta y se están articulando despidos bajo la figura de renuncia negociada con parte del personal. En FCA los primeros afectados fueron tres personas del departamento de finanzas.

En GMV la nómina se ha reducido. Más de 300 trabajadores han decidido aceptar el paquete de retiro que sigue vigente para el resto de los dos mil 700. Por ahora solo 200 personas realizan actividades administrativas dentro de la empresa y los 125 del departamento de postventa, que vende repuesto, trabajan de forma intermitente.

Las firmas tienen flujo de caja para gastos operativos y pago de nómina hasta mayo. A partir de ese mes es incierto el futuro de la industria automotriz en el país ante un plan firmado para su reactivación que no ha dado resultados.




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