Basyl Macías

La Asociación Civil Unidos Cantamos presentará a Ensambles en San Blas, para rendir homenaje este domingo a las 11:00 a.m, al maestro Alirio Díaz.

En la Iglesia Parroquial San Blas, participarán los ensambles Calle Real, Grupo Experimental de Música UCNA, Sincopa, Carteto Brandt y el dúo Arcay – Márquez.

El mundo lo conoció como Alirio Díaz. El maestro. Uno de los mejores guitarristas clásicos de Venezuela y otras latitudes.

Alirio Díaz Leal nació el 12 de noviembre de 1923 en el caserío campesino La Candelaria, en Carora estado Lara. Fue el octavo hijo de padres campesinos, y de niño demostró aptitudes musicales y una natural curiosidad por la cultura.

Allí vivió hasta los 17 años, cuando empujado por los deseos de vivir y estudiar en Carora, abandona bruscamente el hogar paterno para continuar estudios de 4º, 5º y 6º grados en la célebre Escuela Federal Graduada «Egidio Montesinos».

Es cuando conoce al carismático luchador social y vehemente intelectual y periodista Cecilio Zubillaga Perera, quien será el primero en descubrir la vocación fundamental de Alirio Díaz y quien hasta sus últimos años logró verlo como un artista realizado.

Fue en Trujillo, donde comienza los estudios académicos de la música, tomando lecciones de teoría, saxofón y clarinete, bajo la dirección del renombrado maestro, compositor y director de Banda Laudelino Mejías.

Y  en septiembre de 1945 viaja a Caracas, donde descubrirá las bases definitivas de su porvenir de músico, al ingresar a la Escuela Superior de Música «José Ángel Lamas», bajo la tutela de los maestros Pedro A. Ramos en Teoría y Solfeo, Juan Bautista Plaza de Historia y Estética de la Música, Raúl Borges de Guitarra, Vicente Emilio Sojo y Primo Moschini en Armonía.

Como ejecutante de clarinete es acogido en las filas de la Banda Marcial que dirigía el maestro Pedro Elías Gutiérrez y el maestro Sojo lo incorpora en la fila de los tenores del mejor coro que ha tenido Venezuela, el memorable Orfeón Lamas.

1950 es el año de gracia para Alirio Díaz; es cuando se da a conocer mediante repetidos y brillantes recitales tanto radiales como privados y públicos. Memorables sus primeras presentaciones en la sede de la «Lamas», en la Biblioteca Nacional de Caracas -el 12 de febrero de 1950- y poco después en los Ateneos de Valencia, Barquisimeto y Trujillo de los que obtuvo magníficas críticas de parte de Eduardo Lira Espejo, Eduardo Feo Calcaño y Sergio Baudo.

Ya desde entonces interpretaba en la guitarra lo mejor de su repertorio, incluyendo las obras de los más notables maestros venezolanos como Borges, Sojo y Lauro.

En julio de ese año viaja a Europa para un consiguiente post-grado artístico. Serán dos personalidades a ocuparse del asunto, el pintor venezolano Clemente Pimentel y el crítico musical chileno Eduardo Lira Espejo, y poco después un nutrido grupo de figuras representativas de la cultura venezolana el Ministerio de Educación Nacional respondió aprobando la concesión de un subsidio para Alirio.

A mediados de 1951 emprende viaje a Italia siempre con la inquietud del perfeccionamiento. Italia viene a ser el espacio ideal para la total proyección de su personalidad. Al enterarse de que la más eminente figura de la guitarra y una de las más ilustres de la música a lo largo del siglo XX era y seguía siéndolo Andrés Segovia, había emprendido una nueva actividad artística en Siena, como eran sus cursos de alto perfeccionamiento en las aulas de la célebre Academia  Musical Chigiana de aquella ciudad.

Durante estas actividades Alirio fue tomando conciencia del alto valor de las manifestaciones musicales populares, y siguiendo las huellas de Vicente Emilio Sojo, en sus viajes a Venezuela dedicaba gran parte de su tiempo a la recopilación de cantos de origen popular, muchos de los cuales, luego de cuidadosas armonizaciones guitarrísticas eran -y siguen siéndolo- interpretadas ante públicos de todo el mundo. De las mismas quedan ediciones y grabaciones discográficas, fruto de estas experiencias.

Dignos de resaltarse son las investigaciones realizadas desde un punto de vida crítico, analítico y musicológico sobre el mismo argumento popular, gran parte de los cuales publicó en su libro Música en la vida y lucha del pueblo venezolano y en diversos periódicos y revistas venezolanas. Buena parte de estos trabajos están también reflejados en su obra autobiográfica Al divisar el humo de la aldea nativa.

El 5 de julio de 2016, la guitarra universal se pone de luto con el fallecimiento de este insigne venezolano, que dedicó su vida a enaltecer la música y el acervo cultural venezolano. Alirio Díaz falleció en Italia, Roma, a los 92 años. Pero deja un legado de miles de jóvenes que seguirán sus pasos a través de la guitarra. 




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