AP

El sirio Abu Wa’el Dhiab, uno de los seis ex prisioneros de Estados Unidos que recibieron refugio en Uruguay, realiza una huelga de hambre y no bebe líquidos desde el viernes en reclamo de que lo dejen irse del país, informó este lunes un amigo del extranjero.

«Está muy debilitado y es posible que en las próximas horas haya que internarlo. Lo que él quiere es irse de Uruguay», dijo a The Associated Press Jorge Voituret, quien trabó amistad con Dhiab en Montevideo y que por pedido de las autoridades concurrió al aeropuerto de Carrasco a recibir al sirio cuando el martes de la semana pasada llegó deportado desde Venezuela.

Dhiab ya realizó otras huelgas de hambre cuando estaba preso en Guantánamo, donde debido a los tratos recibidos contrajo múltiples problemas de salud.

Voituret señaló que la disconformidad de Dhiab con su situación en Uruguay se agravó en las últimas horas debido a inconvenientes con el Servicio Ecuménico para la Dignidad Humana, una organización no gubernamental delegada por el gobierno para asistir a los refugiados.

«Ellos le adeudan tres meses de la ayuda monetaria que él recibe y sólo le dieron una cifra menor a la de un solo mes. Con ese dinero pensaba comprar un teléfono y una estufa. Hoy, en pleno invierno y con el frío que hace, está viviendo en un apartamento que no tiene calefón ni ningún tipo de calefacción», dijo Voituret, quien integra el Museo de la Memoria, una organización que documenta las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura militar (1973-1985).

Gabriela Cortina, funcionaria del Servicio Ecuménico, dijo que la organización no hará comentarios el caso.

Dhiab abandonó Uruguay en julio y reapareció el 27 de julio en Caracas donde manifestó su intención de viajar a Turquía o a un tercer país «a efectos de reunirse con su familia», según un comunicado de la cancillería uruguaya.

Tras estar un mes detenido e incomunicado, Venezuela lo deportó por haber ingresado sin realizar los trámites migratorios correspondientes.

Mientras estaba con paradero desconocido la embajadora de Estados Unidos en Uruguay, Kelly Keiderling, indicó que Dhiab podría ser una amenaza. En una entrevista con el semanario uruguayo Búsqueda el sirio manifestó aunque nunca fue terrorista como consecuencia de las torturas recibidas en Guantánamo siente simpatía por Al Qaeda.

Dhiab, que se desplaza en muletas, ha sido especialmente expresivo sobre su infelicidad en Uruguay. Acusó en repetidas oportunidades al gobierno uruguayo de incumplir una supuesta promesa de traer a su familia al país y en septiembre de 2015 aconsejó a los prisioneros que permanecen en Guantánamo que no acepten venir a Uruguay.

Seis ex prisioneros de Guantánamo -cuatro sirios, un tunecino y un palestino- llegaron a Uruguay en diciembre de 2014 en un gesto que el entonces presidente José Mujica definió en principio como un acto humanitario y que luego admitió que lo había hecho para poder exportar naranjas a Estados Unidos.

Estados Unidos ha usado su base en Guantánamo, Cuba, desde enero de 2002 para mantener a sospechosos de vínculos con Al Qaeda y el Talibán.




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