Los rehenes serán entregados al Comité Internacional de la Cruz Roja. (Foto AFP)

EFE

Las FARC y el Ejército colombiano iniciaron este miércoes los preparativos para liberar el próximo sábado al general Rubén Darío Alzate, el cabo Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego, cuya retención dio lugar a la suspensión de los diálogos de paz que se mantienen con esa guerrilla en La Habana.

Tras días de especulaciones sobre una posible fecha de entrega y apenas veinticuatro horas después de que los soldados César Rivera y Jonathan Díaz fueran puestos en libertad, el presidente Juan Manuel Santos inició la cuenta atrás más esperada en Colombia.

«Y por último, un anuncio de una información que me acaba de llegar, que me habían preguntado mucho, que cuándo es que van a liberar al general, con la señora y el cabo. De acuerdo a los protocolos eso se podrá hacer el sábado. Entonces el sábado tendremos eso», anunció Santos en un foro en Bogotá.

Será pues el fin de semana cuando los tres serán entregados al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) previsiblemente en la misma región en la que fueron capturados, el selvático departamento del Chocó.

Para permitir el acceso del equipo humanitario del CICR, en el que figurará un asistente sanitario que evaluará las condiciones de los tres cautivos, Santos ya ha ordenado que se suspendan las actividades militares en esa región, según anunció posteriormente en Twitter.

Por su parte, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pidieron el miércoles desde La Habana, sede de los diálogos de paz, que se eviten choques armados y se respeten las cláusulas del acuerdo humanitario para la liberación del general y sus acompañantes.

Y es que el grupo subversivo asegura que en la liberación de los soldados Díaz y Rivera, producida este martes en el departamento de Arauca, se presentó «sorpresivamente» una patrulla del Ejército que «obligó a una maniobra de elusión y al cambio del sitio previsto para la liberación».

Asimismo, las FARC confirmaron que el Gobierno ya tiene las coordenadas del área donde se producirá la entrega y reiteró la suspensión de la actividad militar como «una condición indispensable» para que sus guerrilleros «puedan aproximarse al punto X de la nueva liberación».

«Tenemos que alejar cualquier veleidad de emboscada o asalto que ponga en riesgo la vida del general y sus acompañantes, y la de sus escoltas guerrilleros», afirman.

Por este motivo, anunciaron que se preparan para verificar que «no hay tropas del Ejército en la ruta de la libertad».

Tras conocerse el secuestro de Alzate, el militar con mayor rango hecho cautivo por las FARC, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, desplegó en la zona a 500 soldados con la misión de buscar «hasta que sea necesario» a los rehenes.

Sin embargo, pese a que tras el acuerdo de liberación entre la guerrilla y el Gobierno dichas órdenes cambiaron, los militares se mantienen en el Chocó para «garantizar la seguridad de la población», informó en los últimos días el Ministerio de Defensa.

Mientras, desde el CICR guardan escrupuloso silencio en aras de proteger el operativo, e incluso se resistieron a admitir si habían recibido ya las coordenadas para preparar el despliegue en el Chocó.

«Ni confirmamos ni desmentimos tener las coordenadas», dijo la portavoz del organismo en Colombia, Patricia Rey, preguntada por periodistas.

Entre las incógnitas por desvelar figura la composición del equipo, donde se espera representación de Cuba y Noruega, países garantes del proceso de paz, o el modo en que Alzate será trasladado a Quibdó, la capital del Chocó, para viajar luego a Bogotá.

Desde hace tres días llueve incesantemente en este selvático departamento, y diversos medios de comunicación especulan con la posibilidad de que el CICR habilite una lancha para el desplazamiento del general y sus acompañantes tras la liberación.

El motivo que justifique esta decisión estaría en la mala visibilidad aérea o el deseo de evitar a los periodistas, que tras conocer el secuestro se preguntan cómo es posible que un general estuviera en una zona guerrilla vestido de civil y sin escoltas.




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