las empresas han anunciado un inventario máximo de 30 días. (Foto El Carabobeño)

Dayrí Blanco

La planta de Macusa luce desolada. De los 156 trabajadores que hace dos meses producían 600 asientos semanales para el sector automotriz, hoy solo trabajan 80 a horario reducido que les permite confeccionar 60 butacas a la semana. Es un panorama repetitivo en las empresas de autopartes del país, que han anunciado un inventario máximo de 30 días.

Casi la mitad de los trabajadores de Macusa está en su casa. Sus patronos les cancelan solo el 50% del salario y no les dan fecha de reactivación de la planta. Quienes aún tienen la suerte de pertenecer a la nómina activa también han visto disminuir sus ingresos, debido a que solo trabajan tres días a la semana mientras esperan que a la fábrica les otorguen las divisas que requieren.

Empresas que producen chasis, empacaduras, partes eléctricas y fábricas metalmecánicas, entre otras, han reportado un cese de sus operaciones desde principios de año. Todo esto agudiza la crisis que atraviesan las ensambladoras de vehículos en el país.

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