Estefanía Rosales
Coronel

El salario promedio de un profesor universitario en
Venezuela, calculado a tasa SIMADI se ubica cerca de $77 dólares
estadounidenses. Menos del 1% de los $9.485 que puede ganar un docente en una
universidad de Canadá. Con sueldos que ni siquiera alcanzan para la
alimentación de una familia, migrar se ha convertido en una alternativa real
para muchos profesores del país.

En apenas tres años más de 700 docentes han abandonado la
Universidad Central de Venezuela (UCV). En el caso de la Universidad Simón Bolívar
(USB), de una plantilla de aproximadamente 700 profesores se han ido 500. La
Universidad Metropolitana (UNIMET), ha perdido el 10% del plantel docente desde
julio de este año a la fecha.

“Los venezolanos que han sido bien formados, están
recibiendo buenas ofertas en el exterior”, expresa el Vicerrector
Administrativo de la Universidad de Carabobo, José Angel Ferreira. “Es un
tronco de negocio para las universidades que se los llevan porque ya el
posgrado y su formación académica se los pagó esta universidad y están
acreditados”. En la UC, el año pasado, 101 docentes de todas las facultades
dejaron su puesto de trabajo para perseguir oportunidades más allá de las
fronteras.

 

Precariedad de
salarios

El sueldo de un profesor titular  a dedicación exclusiva, el escalafón más
alto, está alrededor de los 44.174 Bs., sumado a las distintas primas y al bono
alimentario, podría situarse en 50.000 bolívares, aún así es insuficiente para
adquirirla la canasta básica familiar estimada en 54.204,69 Bs. para el mes de
julio.

Profesores a tiempo completo han pedido cambio de
dedicación. Solamente dan clase y dejan de lado labores de investigación dentro
de la universidad; relata el rector de la Universidad Metropolitana, Benjamin
Scharifker. “Están buscando mayores ingresos en otras ramas del desempeño,
porque el oficio no les  permite el
sustento de la familia”.

Luis Gustavo Celis es venezolano, labora como investigador y
docente en la Universidad de la Sabana. Vive en Colombia desde hace 25 años,
mucho antes del inicio de la ola migratoria. Estuvo en el Instituto Venezolano
de Investigaciones Científicas (IVIC) y perteneció al Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit) cuando vivía en el país.

Con frecuencia recibe solicitudes de profesores y
profesionales venezolanos de distintas áreas que buscan emplearse en la
Universidad de la Sabana. Así, Celis se ha transformado en una suerte de
embajador de esta academia para los migrantes venezolanos.Junto a los alumnos
ha realizado “Encuentros de los Estudiantes Venezolanos Sabaneros”, que han
permitido por unas horas tener un rinconcito de Venezuela en esas tierras. Otra
de sus iniciativas ha sido la creación de la Asociación de Venezolanos en
Colombia (Asovencol), donde forma parte de la junta directiva y da apoyo a los
migrantes que lo requieran, en especial en el tema de las visas.

“Estaría dispuesto a regresar a mi país, cuando pueda
contribuir al desarrollo de un mejor futuro”.

Para el investigador es fundamental que los profesores universitarios
estén bien remunerados. “Muchas personas con estudios de postgrado han
abandonado  Venezuela buscando nuevos
horizontes. Si hubiese posilidad de repatriarlos habría que ofrecerles un
salario justo para sostenerse”. En Colombia el salario de un profesor
universitario del más alto escalafón puede alcanzar 4.058$ dólares. Al igual
que Celis, entre 12 y 14 profesores venezolanos dan clases en esta universidad
neogranadina.

 

Sin otra opción

Por ley, los profesores a dedicación exclusiva no pueden
tener otros ingresos, explica el vicerrector José Ángel Ferreira. A diferencia
del personal administrativo que pueden tener otros trabajos, incluso dar
clases.

“No puede, digamos, desarrollar otros campos de trabajo,
sino editar libros u otro tipo de producción intelectual. Un profesor que esté
limitado en el mayor escalafón que es dedicación exclusiva y gana poco, piensa
en otras opciones o en otros países”.

-¿La reciente
contratación colectiva aprobada mejora económicamente a los docentes?

-Pudo haber sido mejor. No se aprobó la prima de antigüedad,
y algunos bonos no se tradujeron en beneficios salariales. Se esperaba algo
mejor, los profesores tenían otras expectativas. Los obreros también.

 

Las pérdidas

“Quizás estemos en el peor momento que hemos vivido, de lo
que significa el estatus del profesor universitario en la sociedad venezolana”,
manifiesta Scharifker, quien no recuerda que haya habido una subvaloración de
lo que es la labor universitaria como ahora. Y ello se manifiesta en una serie
de indicadores, no solamente el salarial.

Con la migración masiva de docentes de Educación Superior
disminuye la capacidad de generar conocimiento y de formar nuevas capacidades
humanas para la nación, explica el rector de la UNIMET.

La función de las universidades en la sociedad es buscar la
verdad y formar ciudadanos con pensamiento crítico. Si se pierde esa capacidad,
es muy difícil que la Academia logre su propósito y es lo que está ocurriendo
con la pérdida de capacidades que tenemos en la institución y el elemento más
importante para el desarrollo de esas capacidades es el talento, es la gente y
lo que estamos perdiendo a velocidad acelerada.

Todas las áreas de la academia se ven afectadas por el éxodo
de sus profesores, pero las facultades de Ciencias de la Salud, Ingeniería y
Ciencia y Tecnología son las más críticas, concuerdan Scharifker y Ferreira.

“Si antes eran 5 concursos en promedio los que quedaban
desiertos, ahora son entre 35 y 40”, lamenta el vicerrector administrativo de
la UC, José Ángel Ferreira. “Muchas veces porque participan pocos candidatos,
que además no cubren los requisitos mínimos para ser profesor universitario
como las notas mínimas aprobatorias, estudios de cuarto nivel, experiencia, la
aprobación de los exámenes correspondientes”.

No hay sistemas de acreditación que garanticen la calidad de
los programas que se ofrecen, señala Scharifker. Es parte del deterioro
institucional que ha sufrido el país, por ejemplo, el Consejo Nacional de
Posgrados que acreditaba los programas de estudios, pasó a ser una dependencia
del ministerio, y el ciudadano que desea formarse, no tiene orientación del
Estado sobre a qué programa debe acceder.

“Lamentablemente la sociedad venezolana no tiene conciencia
de la importancia del conocimiento y al no tenerla, no le da su justo valor a
la universidad”, reflexiona el rector de la UNIMET.

 

Proceso de adaptación

Hace casi 10 meses, Francisco Díaz llegó a Salt Lake City en
pleno invierno cuando la temperatura promedia los −1.6 °C. Licenciado en Letras
de la Universidad de Los Andes, abandonó su trabajo como profesor en la
Universidad Arturo Michelena en búsqueda de una mejor calidad de vida.

“Por el momento mi futuro más cercano reside en
Norteamérica; este país me ha abierto las puertas y en él aprendo cada día de
su cultura y lengua”, afirma Díaz, quien se encuentra perfeccionando su dominio
del idioma inglés para ampliar su gama de oportunidades académicas y laborales.
“Tienes que ganar tu derecho a pisar el piso que te recibe, y eso se hace con
humildad, legalmente y dejando los resabios de nuestra viveza criolla”.

Dentro de la Academia es mucho más sencillo que en otros
campos del desempeño, observa Scharifker. En algunas áreas las metodologías son
universales, entonces es muy fácil para un académico dejar una posición en una
universidad venezolana por un escalafón en otra universidad en cualquier país
del mundo, pero con mejor remuneración. 

Los docentes se van porque no consiguen opciones de calidad
de vida. Y el fenómeno se está produciendo sobre todo con los profesores
jóvenes, según aprecia Ferreira. Un estudio efectuado por Consultores 21 reveló
que 1 de cada 4 (24,5%) venezolanos preferiría irse a vivir a otro país que
quedarse en Venezuela.

“Aquí habrá que buscar alternativas al proyecto de
subsistencia de los profesionales. Bien sea salariales o no”, sentencia el
Vicerrector. “El problema debe ser encarado con responsabilidad. Tal como
vamos, no estamos en el camino correcto para producir el profesional que el
país necesita”.




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