Asdrúbal Aguiar, profesor universitario. (Foto Andrews Abreu)

Dayrí Blanco

Las cifras en materia de salud son cada vez más alarmantes. Los medios de comunicación así lo han informado. Pero recientes declaraciones oficiales señalan a la prensa como creadores de matrices falsas. Se trata de una vieja escuela absolutamente prehistórica de censura que no bastará para ocultar la realidad sanitaria del país.

Al hacer la afirmación, el profesor universitario Asdrúbal Aguiar, quien fue además ministro de Relaciones Interiores durante el segundo gobierno de Rafael Caldera, aseguró además que el Ejecutivo olvida que se vive el tiempo de la información artificial, viral y virtual, y donde la gente se informa sobre la base de sus propias tragedias. “Hay cosas que no se puedan ocultar por más que así lo pretenda el Gobierno”.

El venezolano en 1958 vivía como promedio de edad 53 años, porque era una República de letrinas. En 1998, comienza a vivir una media de 73 años, al contar con servicios de aguas blancas y negras y la salud empezó a llegar hasta los territorios más alejados. “Lo insólito es que estemos viviendo cosas que eran propias de la primera mitad del siglo XX y del XIX, pero en eso tenemos que trabajar”.

Actitud pacifista

No hay nada que no haya pasado en el país. La crisis social, política y económica actual así lo devela. Y en medio de ese oscuro panorama, los venezolanos han dejado clara su vocación pacifista. Para Aguiar, es una sorpresa escuchar que algo ocurrirá en Venezuela, cuando ya ha pasado lo peor al comparar los cuatro mil 500 homicidios registrados en 1998 con los 23 mil ocurridos durante el último año. A esto le agregó el infortunado primer puesto en materia de inflación mundial, y las carencias de insumos básicos de alimentos y medicinas que alcanza el 30%.

No soy brujo, no tengo una suerte de bola de cristal para saber qué pasará en el país, pero lo que sí es cierto es que existe un relajamiento moral combinado con la pérdida de identidad, por ello Aguiar sugirió la necesidad de reconstruir la nación para que todos puedan convivir. “Ese es un desafío que no se construye en 24 horas y exige de verdaderos líderes, no candidatos, eso se determinará después”.

Diálogo sin sentido

El planteado diálogo entre Gobierno y oposición no tiene sentido para el ex gobernador de Caracas. Pese a, como demócrata, no negarse a esa posibilidad, no se puede adoptar una posición económica, social y política con unos actores de la vida venezolana, cuando en definitiva el Ejecutivo tiene la totalidad del poder en sus manos, del control judicial y legislativo, y lo que se requiere es un mínimo de sensatez para tratar de corregir ese rumbo torcido que está empujando al país simplemente hacia el abismo. Eso no requiere de diálogo, no de consenso, sino de acciones de parte de quienes están gobernando.

Yo he censurado mucho a los venezolanos que demonizan unas y otras acciones políticas cuando son democráticas, expresó el profesor universitario al referirse a opciones como una constituyente, un congreso ciudadano, o de elecciones en 2015, que considera vagones de un mismo ferrocarril que tiene que llevar al país a la reconstitución de la democracia en una sociedad que tiene que ser plural.




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