María Eugenia Espinoza

María Fernández preparaba el almuerzo cuando dejó de lavar unas zanahorias, producto del agua verde y putrefacta que salió del grifo.

La indignada mujer dejó sus quehaceres a un lado y se trasladó a la oficina de pago de la Hidrológica del Centro (Hidrocentro) de Ciudad Alianza para formular la denuncia.

Los empleados no se sorprendieron por la situación, y antes de referirla a la oficina principal de la empresa en Guacara, le manifestaron que allí la calidad del agua era la misma.

Fernández, al trasladarse a la oficina principal, le informaron que varias personas ya habían puesto la denuncia y que la cuadrilla había salido al sector a tomar las muestras del agua.

Desde hace algunos meses integrantes de la familia Fernández y otros vecinos de la zona, han padecido conjuntivitis, parásitos intestinales, enfermedades de la piel, amibiasis, además de la constante comezón en el cuerpo. Presumen que es consecuencia de la mala calidad del agua y temen por su salud.

El hijo de siete años de María Fernández teme que mientras se ducha puedan salir larvas del agua. Manifestó la preocupación por sus dientes y su piel porque al encender el calentador eléctrico para el baño, empeora la situación y el mal olor del agua se agudiza.

Algunos vecinos preparan la comida con agua potable o filtrada. A otras personas se les escapa del presupuesto poder adquirir agua purificada y se ven obligados a incluir el líquido putrefacto en su alimentación.

Este problema del agua siempre ha existido en el municipio, pero ha empeorado de manera alarmante desde hace tres semanas aproximadamente. Fernández aseguró que el agua que sale por las tuberías de los hogares guacareños es “agua de cloaca”.

La denunciante alegó que en el sector han suspendido el servicio en varias guarderías por temor a que los niños contraigan enfermedades a consecuencia de la mala calidad del agua y las dificultades que acarrea la precaria condición del suministro.




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