Compañeros de los estudiantes desaparecidos hacen guardia. (Foto EFE)

AFP

Un número no determinado de cadáveres fue hallado este sábado en fosas clandestinas en las afueras del municipio mexicano de Iguala (sur), donde 43 estudiantes desaparecieron tras una serie de ataques armados de la Policía local y supuestos criminales, informó un agente desde el lugar.

«Hay fosas y hay restos óseos», se limitó a decir el procurador (fiscal) de Justicia del estado de Guerrero, Iñaky Blanco, a medios en el lugar.

Anteriormente, un agente de la policía de Guerrero que también está en el lugar dijo a la AFP que aún no se determinó cuántos cadáveres hay ni sus identidades, por lo que se desconoce si pertenecen a algunos de los 43 estudiantes desaparecidos.

«Es difícil asegurar que se trate de normalistas (estudiantes) desaparecidos porque se deben hacer pruebas periciales y encontrar coincidencias con las personas que se están buscando», dijo la fuente.

Decenas de policías, militares y peritos están desplegados en la zona, situada a 200 km al sur de Ciudad de México.

Iguala (140.000 habitantes), como el resto de Guerrero, es una zona de gran actividad criminal del narcotráfico. Tan solo en este año en Iguala se han encontrado una treintena de cadáveres en diversas fosas clandestinas, donde autoridades creen que los criminales ocultan a sus víctimas.

En los últimos días, la ONU y Amnistía Internacional han reclamado a las autoridades mexicanas que intensifiquen la búsqueda de estos 43 alumnos estudiantes de magisterio, después de que familiares y fuerzas de seguridad peinaran la zona infructuosamente durante la semana.

Los jóvenes están desaparecidos desde la noche del 26 de septiembre, cuando policías municipales dispararon en Iguala contra tres autobuses, con un saldo de tres estudiantes muertos.

Los estudiantes se habían apoderado de esos vehículos para regresar a sus casas desde Iguala, a donde habían ido a recaudar fondos, hasta Chilpancingo, la capital regional y donde cursan sus estudios.

Otras tres personas murieron cuando policías y hombres armados no identificados dispararon contra otro autobús que transportaba a futbolistas de un club de tercera división.

Al menos 22 policías han sido detenidos por los tiroteos, que causaron también 25 heridos, y las autoridades emitieron orden de captura del alcalde local.

Los 22 agentes detenidos, cuya motivos para disparar contra los estudiantes no han sido aclarados, son sospechosos de haberse llevado a docenas de sobrevivientes y mantener vínculos con el narcotráfico.

Un testigo aseguró a la AFP que había visto cómo decenas de sus compañeros estudiantes eran trasladados en patrullas policiales hacia algún lugar desconocido.

La oficina de la ONU en México calificó el viernes estos hechos de «extrema gravedad» y dijo que se colocan «entre los sucesos más terribles de los tiempos recientes».




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