Reuters
En el corazón de Caracas,
un grupo de profesionales intenta recrear en un laboratorio las condiciones
naturales para la reproducción de los anfibios de 20 tipos de sapos y ranas que
se encuentran en peligro de extinción por la proliferación de un mortal hongo y
la contaminación.
Según
el Libro Rojo de la Fauna Venezolana publicado este año, las poblaciones de
anfibios son las que más han decaído desde 1995, cuando se realizó el primer
recuento de animales en peligro de extinción del país, una de las
10 naciones con mayor número de anfibios en el planeta.
«De
varias especies de anfibios que existen en el país, se puede decir que el 60-70
por ciento de ellas están en peligro crítico o ya casi extintas», dijo el
veterinario Luis Merlo.
En
un concurrido terrario de Caracas, Merlo dirige el primer centro de
conservación de anfibios del país, en donde observan, analizan e intentan
replicar la biología y forma de vida de especies afectadas, para luego
reproducir animales que puedan repoblar zonas afectadas drásticamente.
En
su primera etapa, que involucra la manipulación de variedades que están menos
amenazadas, el plan ha dado buenos resultados: ya tienen familias reproducidas
en el laboratorio.
Para
una segunda fase, esperan poder manipular especies en riesgo crítico, dijo
Merlo, quien controla sus ecosistemas, temperatura y hasta su alimentación,
basada en artrópodos vivos, importados o criados en cautiverio.
«Es
importante que la población entienda que no son los monstruos que pretenden
hacer ver. Son animales muy sensibles, dependientes del medio ambiente y
beneficiosos para el ser humano», agregó el veterinario.