Dayrí Blanco
Esta vez los ajustes marcaron la pauta. Hoteles y posadas del país se adaptaron a la realidad económica del país. Solo el 50% de la capacidad de ocupación fue ofrecida en Semana Santa. Con constantes fallas en el suministro eléctrico y de agua, y sin poder cumplir con el servicio de comida al 100% no tuvieron otra opción.
Esto provocó que el reducido grupo de temporadistas carabobeños que se alojó en las costas de Falcón se haya inclinado por el alquiler de apartamentos. Pero no todo estaba garantizado. Más de la mitad de los complejos que ofrecen ese servicio tienen las piscinas fuera de funcionamiento desde hace meses. Llenarlas implica un gasto de 200 mil bolívares a lo que se suma la escasez de químicos para su mantenimiento.
Así lo informó Angelina García, presidenta de la Cámara de Turismo de Carabobo. Los precios también han sido determinantes. Hasta 133% aumentaron las tarifas. En 2015 por tres noches en un hotel o posada económica se pagaba entre 25 mil y 30 mil bolívares por persona. Este año, solo con desayuno incluido se debía desembolsillar hasta 70 mil bolívares.
Al hacer la contratación se le advertía al cliente que había serías restricciones de horarios por las constantes interrupciones de agua y electricidad y solo se cuenta en la mayoría de los casos con plantas de emergencia, no generadoras.
Para García un buen indicativo de la caída de la actividad turística esta temporada fue que las ciudades se mantuvieron llenas, contrario a otros años en los que eran marcadas por la desolación. Eso choca con los balances oficiales que indican que solo desde Carabobo se movilizaron 600 mil personas que representa el 50% de la población total del estado.
Lo que predominó en esta Semana Santa fueron los viajes tipo excursión. “La gente fue a las playas ida por vuelta, y eso no puede ser considerado como turismo”.