(Foto Archivo)

AFP

Es mediodía y el sol intenso castiga los techos de plástico en un campamento de opositores en huelga de hambre en Caracas, una forma de protesta que crece en Venezuela para exigir la libertad de disidentes presos y que se fije fecha a las elecciones legislativas.

El exalcalde de San Cristóbal (suroeste) Daniel Ceballos inició estas protestas el 22 de mayo. Dos días después se sumó su copartidario y líder radical Leopoldo López, ambos presos acusados de incitar a la violencia en las protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro que dejaron 43 muertos entre febrero y mayo de 2014.

Ceballos levantó la medida 20 días después; no así López, quien este lunes completa 30 jornadas de ayuno pese a la insistencia de su familia, miembros de la oposición, la Iglesia católica y la Defensoría del Pueblo para que abandone la protesta.

En ese lapso, unos cien activistas se declararon en huelga de hambre en distintas regiones, incluidos varios del partido Voluntad Popular liderado por López, según la organización no gubernamental Foro Penal.

«No queremos morir ni perjudicar para siempre nuestra salud. Queremos la libertad de nuestros compañeros», dijo a la AFP Julio Rivas, diputado del estado de Carabobo (norte), quien cumple este lunes 26 días de ayuno junto con otras 16 personas.

Sentado en un camastro y bajo un toldo de plástico en los predios de una iglesia católica del sureste de Caracas, Rivas, de 28 años, se desmarca de López afirmando que su protesta es por los «presos políticos» y no por los comicios parlamentarios previstos para este año, pero cuya fecha no ha sido anunciada.

«La fecha de las elecciones no es lo fundamental, en cualquier momento las van a convocar. No se puede mentir con que la solución a todos los problemas está en esas elecciones», señaló Rivas.

El director de Foro Penal, Alfredo Romero, sostiene que en Venezuela hay 77 «presos políticos», de los cuales 31 por las manifestaciones de 2014 que buscaban la salida del poder de Maduro por vías pacíficas, según sus líderes.

 

– Baja eficacia política – 

Las huelgas ocurren un año después de esas protestas y en un contexto de escasez e inflación galopante, en un país con las mayores reservas petroleras del mundo pero donde se estima que dos de cada tres bienes básicos escasean.

«Queremos un cambio de gobierno, que termine la escasez, la inflación, la inseguridad y que los presos sean liberados», declaró a la AFP Lizmariana Cecatto, una estudiante de psicología de 22 años en una plaza del este de Caracas, donde permanecen 18 huelguistas seguidores de López.

Rivas y sus compañeros sobrellevan esta privación con suero y agua que les regalan simpatizantes, y con los cuidados del servicio de salud del municipio.

Para la psicóloga social Colette Capriles, la eficacia política de las huelgas de hambre «es muy baja», pues se sitúan en el terreno simbólico y no cuentan con un gran apoyo en Venezuela.

Por ello considera que las actuales son un «instrumento orientado más hacia la opinión internacional».

Preso en una cárcel militar en las afueras de Caracas desde el 19 de febrero de 2014, López ha perdido 15 kilos de peso y no acepta las revisiones médicas de la Fiscalía, según su esposa, Lilian Tintori.

Ningún alto funcionario del gobierno venezolano se ha referido a la huelga de hambre de López.

 

– Vivir con dignidad – 

Junto con Lizmariana manifiesta Luis Salazar, un estudiante de derecho de 20 años que este lunes completaba 13 días sin probar alimento, lo que le obliga a caminar apoyándose en sus compañeros.

«Hacemos huelga no para morir, sino para vivir con dignidad», dice el joven bajo un enorme árbol que lo protege del sol. 

Con un tapabocas y tras apurar un sorbo de suero, el universitario hace énfasis en la fecha de los comicios.

«Todos los órganos estatales están secuestrados por el gobierno», denuncia Salazar para justificar su desconfianza en la promesa de Maduro de que habrá elecciones.

Las normas electorales no fijan un plazo para convocar los comicios. Según una encuesta de la empresa privada Datanálisis, el chavismo perdería la mayoría por primera vez en 16 años de gobierno.

La situación de los presos y huelguistas ha despertado la solidaridad de políticos de varios países -algunos de los cuales han visitado Caracas- y motivó una declaración del alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Hussein, quien manifestó preocupación por su salud y cuestionó la legalidad de los juicios.




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