Los yanomamis siguen viviendo un estilo de vida parcialmente nómada. (Foto Archivo)

EFE

La población indígena yanomami que habita el Amazonas venezolano sin contacto externo tiene un microbioma con el nivel más alto de diversidad bacteriana registrado nunca en un grupo de seres humanos y genes resistentes a antibióticos, según un estudio que publica este viernes la revista «Science».

«Lo que sugiere este descubrimiento es que desde los pasos muy tempranos de la transculturación, los humanos pierden diversidad de microorganismos por prácticas antibacterianas como antibióticos, parto por cesárea, jabones, o flúor dental», dijo a Efe una de las investigadoras, la venezolana María Gloria Domínguez-Bello.

«Ahora tenemos que averiguar cuáles son los organismos perdidos y cuál era su función, y si sería útil recuperarlos. Estas revelaciones nos ayudan a entender dónde estamos en relación con lo que tenían nuestros ancestros», añadió la microbióloga de la Universidad de Nueva York (NYU, por sus siglas en inglés).

El microbioma son las bacterias y otros microorganismos que habitan el cuerpo humano y que han evolucionado con el hombre.

Los científicos consideran especialmente sorprendente que el microbioma de este grupo indígena tenga genes resistentes a los antibióticos, ya que se cree que los yanomami nunca han estado expuestos a antibióticos comerciales.

«Estas revelaciones complementan las pruebas que sugieren que la occidentalización está asociada con la pérdida de la diversidad bacteriana, al tiempo que sugieren que los genes equipados para resistir los antibióticos pueden ser una característica natural del microbioma humano», apuntó el estudio.

Aunque hoy existen más pruebas científicas de que el microbioma cumple una función importante en la salud del ser humano, hay pocos estudios sobre cómo la composición de las comunidades bacterianas del humano ha cambiado a medida que se adopta ampliamente la dieta y el estilo de vida de Occidente en otras partes del mundo.

«El estudio de las poblaciones ajenas a las prácticas del Occidente puede ayudar a los investigadores a caracterizar los microbiomas que más se asemejan a los de nuestros antecesores y a entender los beneficios de alojar una diversidad microbiana extensa», señalan los investigadores.

Miles de años después, los yanomamis siguen viviendo un estilo de vida parcialmente nómada como cazadores-recolectores en la jungla del Amazonas de Venezuela y Brasil.

En 2008, un helicóptero militar vio una aldea yanomami nunca antes identificada en mapas, al cabo de un año, una misión médica aterrizó allí y obtuvo muestras de materia fecal, cutáneas y bucales por frotis, de 34 personas (de entre 4 y 50 años).

El frotis es un mecanismo científico que consiste en el extendido de una gota de sangre sobre la superficie de un portaobjetos para analizarla posteriormente con el microscopio. Sólo uno de los autores del artículo, Oscar Noya, visitó la aldea de los yanomami durante la obtención de muestras en 2009.

Los investigadores analizaron el ADN microbiano de estas muestras y encontraron una diversidad bacteriana considerablemente mayor, no solo en comparación con un grupo de personas de origen estadounidense, sino con muestras de dos grupos que no proceden de Occidente pero con exposición limitada a las prácticas occidentales.

Algunas de las bacterias presentes en un nivel mayor en los yanomami han demostrado tener efectos beneficiosos para la salud, como ayudar a evitar la formación de cálculos en los riñones.

A pesar de no haber tenido ninguna exposición documentada a antibióticos comerciales, las muestras de materia fecal de los yanomami contenían E. coli con genes funcionales resistentes a los antibióticos, incluidos aquellos que ofrecen resistencia a medicamentos sintéticos.

Domínguez-Bello y sus compañeros sugieren que esos genes se pudieron haber originado de un intercambio entre la microbiota humana y las bacterias en la tierra, donde se hallan genes resistentes a los antibióticos.

«Los resultados enfatizan el valor de caracterizar los microbiomas de las personas con estilos de vida ancentrales antes de que se pierda la diversidad microbiana. Al hacerlo, es posible encontrar microbios con valor terapéutico para diferentes trastornos inmunitarios», concluye el estudio.




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