Sara Pacheco

La cadena de hechos delictivos
ha sido tan frecuente, que los habitantes de La urbanización La Quizanda
, parroquia Rafael Urdaneta, están
desesperanzados
. Las reuniones con organismos de seguridad, representantes
vecinales y autoridades tanto municipales como estadales han sido infructuosas.

Residentes
han decidido ejecutar acciones que van desde asambleas hasta cierres preventivos de calles y avenidas
. El
consejo comunal está ajeno al problema. «Somos víctimas de robos y
secuestros, en menos de 15 días se roban tres carros. A los vecinos los
secuestran dentro de sus casas», manifestó Zhoani Gutiérrez.

Más de
350 personas firmaron un acta donde proponen la destitución de la junta vecinal
y
cerrar calles aledañas a la comunidad, entre ellas la avenida Pancho Pepe
Cróquer. «Todos vivimos en zozobra. Somos una comunidad tan tranquila, nos
conocemos desde pequeños. Ahora si siquiera podemos sentarnos en la plaza sin
ser atracados», criticó Gutiérez.

Nula seguridad

Una de las demandas más repetitivas es la falta de presencia
policial. Los patrullajes inician
luego de un evento fuerte, tras repetidas denuncias de los residentes, sin
embargo explicaron que se extienden máximo una semana luego desaparecen.

En la
plaza de La Quizanda hay un
modulo policial,
construido durante la gestión de Edgardo Parra y rehabilitado por
Miguel Cocchiola. Permanece vacío.

“El año pasado cerramos la vía, quemamos cauchos. Vino la
Guardia Nacional y conversamos en el Core 2. Asistió más
del 90% de la urbanización y se firmó un acta donde se comprometían a brindarnos
seguridad. Por un mes patrullaban hasta a pie, pero ¿qué pasó? se les olvidó”,
precisó Mirna Torres de Ferrín.

Las más de cuatro mil personas organizadas en 11 calles
decidieron momentáneamente cerrar la calle E, que servía como retorno a la
urbanización La Isabelica.

Sufren los niños

El
último hecho alarmante fue el robo del Centro de Educación Inicial La Quizanda.
Una
representante, quien pidió el anonimato, describió que sujetos desconocidos se
llevaron aires acondicionados, computadoras y filtros de agua. No es la primera
vez que sucede. En consecuencia vecinos cercanos y representantes guardan en
sus casas comida destinada al almuerzo de niños entre tres y cinco años de
edad. “Si no lo hacemos los ladrones se la llevan”.




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