AFP

Las frases «libre exprecion», «nuetros deseos» y «una guerilla», quedaron grabadas así, mal escritas, en la piel de tres jóvenes de Colombia, hasta que esta semana participaron en una curiosa campaña del instituto lingüístico Caro y Cuervo para corregir errores ortográficos en tatuajes.

Con el lema de «La lengua se lleva en la piel», esta organización adelanta su campaña Caro y Cuervo INK, que esta semana corrigió errores en los tatuajes de cinco jóvenes en Medellín, la segunda ciudad del país.

Valeria Peniche, una enfermera de 21 años, quería llevar para siempre en la piel la letra de una canción del cantautor cubano Silvio Rodríguez, así que decidió tatuársela cuando tenía 15 años. Entonces, le pasó un papel al tatuador que decía: «Te doy una canción como un disparo, como un libro, una palabra, una guerilla, como doy el amor».

«No me fijé si tenía tildes, comas, si la caligrafía estaba bien escrita y (el tatuador) lo hizo. Cuando me fijé que le faltaba una ‘r’ a la palabra guerrilla, ya lo hecho, hecho estaba», contó a la AFP Peniche.

«Con esta campaña se me presentó la oportunidad de corregirlo», dijo esta joven que ahora advierte que hay que «darle importancia a nuestro idioma» y prestar mucha atención al tatuarse porque es para toda la vida.

La campaña Caro y Cuervo INK nació en 2015 como «una invitación para que de verdad respetemos nuestro español, que es tan bonito, y generemos una reflexión en torno al lenguaje», explicó María Paula Alzate, directora ejecutiva de la asociación Amigos del Instituto Caro y Cuervo.

«Queríamos saber qué estaba pasando con el lenguaje, por ejemplo, en los jóvenes, en los medios de comunicación, y decidimos que llevarlo a un extremo, como es la corrección de tatuajes, era la forma más evidente de poder generar una reflexión», explicó Alzate sobre la campaña.

Luis Muñoz fue otro de los que atendió a la invitación y se dejó actualizar su tatuaje para corregir un error ortográfico. Su antebrazo, que antes decía «Libre exprecion», con «c» y sin tilde, ahora es más vistoso y dice correctamente «Libre expresión».

«La verdad, fue por falta de conocimiento mío y del tatuador», reconoce este estudiante que se grabó esta frase en su piel hace unos 7 u 8 años.

Para el tatuador Carlos Herrera, reconvertido en corrector, el reto fue grande. Sin embargo, dijo sentirse satisfecho de trabajar «en una campaña educativa», también para que los artistas no sigan «cometiendo los mismos errores».

«El mensajes es alejarse un poco de la tecnología e interesarse más en la realidad, no confiar tanto en los autocorrectores y ponerle ganas para que quede bien», aseguró Herrera.




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