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Gabriela Espinoza F. || [email protected]
José Gregorio Briceño tiene hambre pero de libertad de prensa. Sus palabras resonaron más fuertes al pronunciar este derecho. Al transcurrir 120 horas en huelga de hambre tiene la convicción de que hace lo correcto.
Su condición ha cambiado. Los dolores de cabeza y mareos se han intensificado. Sin embargo esto no es suficiente para quebrantar su determinación en la que reposa la esperanza de recibir respuesta a sus solicitudes ante la amenaza de cierre que enfrenta el diario El Carabobeño luego que el Complejo Editorial Alfredo Maneiro, único organismo encargado de vender papel periódico se negara a hacerlo.
Pese a que este medio de comunicación logró conseguir un préstamo de papel para evitar su cierre de emergencia previsto para este miércoles, José Gregorio Briceño y Leidy Restrepo, segunda estudiante que se sumó a la iniciativa de este ucista, aseveraron que no se moverán hasta que el gobernador Francisco Amelicah se pronuncie y actúe como intermediario ante la crisis que enfrenta el Diario del Centro.
Al igual que Briceño la estudiante de ingeniería de la Universidad de Carabobo (UC), con 24 horas en huelga, busca defender la circulación de los medios independientes, que en el caso de este impreso ha servido para que durante ocho décadas los lectores expresen su opinión sobre la realidad que los rodea.
Ambos estudiantes también piden la liberación de los presos políticos por considerar que es un tratamiento injusto que se aplica desde el Gobierno nacional por pensar distinto. Durante la tarde del lunes y la mañana del martes estos huelguistas recibieron palabras de apoyo e insumos para seguir adelante. Las personas que deseen colaborar pueden llevar pedialyte y tarjetas telefónicas.