«Las personas respetan las diferentes culturas y siempre intentan ayudar» (Foto Archivo)

La calidad de la enseñanza, la proximidad de la lengua, la diversidad cultural o la buena acogida del pueblo portugués son solo algunos de los motivos por los que cada vez son más los jóvenes de Latinoamérica que invierten en su futuro en las universidades de Portugal.

«Quería aprender otra lengua y hacer un máster al mismo tiempo y aquí conseguí las dos cosas porque es más barato y el idioma se aprende rápidamente», relata a EFE Manuel Salcedo, que dejó Colombia hace diez meses para entrar en el máster de Marketing del Instituto Superior de Economía y Gestión (ISEG) de Lisboa.

Tras licenciarse en Gestión en su país, donde trabajaba en el Banco Falabella, el joven, de 28 años, no se resistió a las ventajas que le ofrecía Portugal.

«La cultura, la gente, la comida y el buen clima la mayor parte del año» llamaron la atención de Manuel que, tras estos meses, ve superadas sus expectativas en términos de «calidad de vida, seguridad o tranquilidad».

Todo eso hace que, a pesar de los 7.640 kilómetros que le separan de su país, se sienta próximo a casa.

«Las personas respetan las diferentes culturas y siempre intentan ayudar, es algo que tenemos en común», cuenta Manuel, quien destaca también la pasión de ambos pueblos por el fútbol y la gastronomía «saludable».

Todos estos puntos fuertes han atraído a muchos otros estudiantes, lo que ha llevado a las universidades lusas, conscientes de esta tendencia, a crear programas específicos que favorecen la movilidad de jóvenes procedentes, principalmente, de países como Brasil y Colombia.

«La mejora de la economía en algunos de los países de América Latina facilita la movilidad de los estudiantes», explica a Efe José Victor, vicepresidente de Relaciones Internacionales del Instituto Superior Técnico (IST) de Lisboa, una de las facultades portuguesas con más alumnos extranjeros.

Hoy en día, más que por competencias técnicas, se valora a los profesionales por la «exposición a otras culturas, a otras lenguas y a otras formas de resolver los problemas», según José Victor, quien destaca la importancia de la creación de un «ecosistema variado internacional como parte integral de la formación».

Considerada una de las escuelas de Ingeniería más prestigiosas de Europa, el IST es solo uno de los centros portugueses que ofrece cursos de posgrado y doctorados en lengua inglesa, lo que representa una ventaja interesante también para los alumnos latinoamericanos.

«Consiguen tener una exposición técnica al inglés pero continúan estando en un ambiente de lengua portuguesa donde desarrollan otro tipo de competencias en una lengua que es la suya o más próxima de la suya», destaca José Victor.

La misma idea defiende José Machado, director de la Nova School of Business and Economics (Nova SBE), una de las más buscadas por los estudiantes extranjeros y, cada vez más, por los de Latinoamérica.

El hecho de aprender portugués al mismo tiempo que reciben clases en inglés «se percibe como un importante atractivo porque, al volver a sus países, el socio dominante siempre será Brasil», donde se habla portugués, explica Machado a Efe.

Consciente de las plusvalías de la enseñanza portuguesa para los latinoamericanos, el grupo industrial portugués Prébuild, presente también en Colombia, va a traer a la Universidad Católica de Lisboa veinte estudiantes de ese país, a través de bolsas de estudio.

Ocho de los alumnos seleccionados ya comenzaron el máster en Gestión, impartido en inglés, con una duración de año y medio, para regresar luego a Colombia con posibilidad de quedarse en la empresa.

Además de la capital lusa, la ciudad de Oporto -en el norte del país- también presenta una gran multiculturalidad de estudiantes, destacando la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Oporto (FEUP) como uno de los destinos de movilidad más deseados.

Al abrigo del programa ‘Mobile’, en los últimos tres años lectivos, la FEUP recibió 315 estudiantes de América Latina y envió 176 de los suyos a instituciones asociadas de la misma región, por períodos que varían entre un semestre y un año académico.




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