EFE

La crisis de Venezuela, convertida a última hora en protagonista de la XXV Cumbre Iberoamericana, fue ignorada por la cita que concluyó este sábado en Cartagena, a la que finalmente no acudió el presidente de ese país, Nicolás Maduro.

El mandatario venezolano, cuya participación en la cumbre había sido confirmada ayer por la organización, finalmente no viajó a Cartagena y la crisis de su país tampoco quedó reflejada en ningún documento de la cumbre.

Eso a pesar de que algunos de los mandatarios, como el peruano Pedro Pablo Kuczynski, expresaron su «preocupación» por las tensiones entre el Gobierno de Maduro y la oposición y por la crisis humanitaria que agobia a los venezolanos.

En lugar de Maduro intervino su canciller, Delcy Rodríguez, quien dijo que el presidente se excusó de asistir porque «mañana se inicia en Venezuela un proceso de diálogo con los sectores opositores».

Con este diálogo, que tiene la mediación del Vaticano, se busca, según la canciller, «encauzar aquellas acciones que pretenden por la vía no constitucional y antidemocrática el derrocamiento del Gobierno de Venezuela».

A la mesa se sentarán delegaciones del Gobierno y de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), plataforma que agrupa a la mayoría de los partidos de oposición que han denunciado que «no están dadas las condiciones» para este contacto luego de que las autoridades bloquearan el referendo revocatorio del mandato de Maduro.

En su intención de poner el tema de Venezuela sobre la mesa iberoamericana Kuczynski se quedó solo pues aunque otros participantes se refirieron a la situación de Venezuela, lo hicieron sin la contundencia del jefe de Estado peruano y principalmente para apoyar la vía del diálogo.

El secretario general electo de Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres, aseguró en una rueda de prensa que no habrá «solución» a la situación en Venezuela si no se alcanza un «diálogo constructivo» entre Gobierno y oposición.

Al ser preguntado en una rueda de prensa, Guterres reconoció que aunque Venezuela no estaba incluida en la agenda de la cumbre, cuyo eje fue «Juventud, Emprendimiento y Educación» el tema estuvo presente en las conversaciones de los representantes iberoamericanos.

El futuro secretario general de la ONU dijo que espera que la comunidad internacional ofrezca todo su «apoyo» para solucionar los «problemas del país» sudamericano.

También el canciller chileno, Heraldo Muñoz, afirmó que la cumbre es una oportunidad para reiterar «ese llamado urgente» al diálogo.

«Nos sigue preocupando porque la situación de polarización y enfrentamiento y la permanente preocupación de Chile por los derechos humanos nos hace reiterar nuestro llamado al diálogo a una solución pacífica a la crisis que enfrenta Venezuela», afirmó Muñoz a periodistas de su país.

De esta forma, los presidentes participantes el único que fue directo al grano fue el peruano, quien en su discurso en la sesión inaugural de los jefes de Estado se refirió a la «tremenda crisis económica y de derechos políticos y humanos» que atraviesa Venezuela.

«Es muy difícil tener una reunión como esta sin hablar de esos temas, porque si no, nos van a decir que hablamos de educación y otras cosas muy bonitas, pero que no nos estamos ocupando de los temas candentes», aseguró Kuczynski, quien desde su llegada a Cartagena puso de relieve el tema de Venezuela.

Al final, sin la presencia de Maduro ni ambiente para agitar el tema de la crisis, la preocupación de Kuczynski quedó plasmada en un comunicado emitido por su cancillería tras la clausura de la cumbre.

«El Gobierno del Perú, sin pretender interferir en asuntos internos de un país hermano, considera que en Venezuela se ha generado una alteración del orden democrático y constitucional que vulnera los principios de la Carta Democrática Interamericana (CDI)», señaló el texto.

En el documento, el Gobierno peruano «expresa su apoyo y confianza» a las gestiones del Vaticano para iniciar el diálogo nacional con el fin de «buscar una solución a la actual crisis institucional y a la grave situación social y humanitaria que enfrenta Venezuela».

De esta forma, la cumbre pasó de puntillas por la situación venezolana, con la esperanza de que el diálogo sea más efectivo que cualquier llamado de atención.




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