Los anaqueles lucen casi vacíos. (Foto Andrews Abreu)

Dayrí Blanco

Aurora Pérez pasea su vista por los anaqueles. Su mirada va despacio, intenta no perderse ningún detalle entre los espacios vacíos. Pero su visión no encuentra lo que busca. No hay lentejas. La tradición que heredó de su abuela, y que quiere que sus nietos continúen no podrá cumplirla esta vez.

En víspera de Año Nuevo en muchos hogares venezolanos se acostumbra a comer este grano. Representa abundancia y prosperidad. Pero el 2015 iniciará sin la garantía de que se contará con esos elementos. La escasez del producto así lo determinará.

Gerentes de dos supermercados indicaron que desde hace cuatro semanas los proveedores no despachan lentejas. En años anteriores era usual que en esta fecha los estantes lucieran repletos de este artículo. Pero es historia del pasado. Solo los precavidos que lo adquirieron con tiempo podrán cenar el miércoles 31 el acostumbrado plato.

Lusiana Márquez tuvo suerte. La mañana del lunes fue de los pocos clientes que pudo comprar solo medio kilo en un establecimiento de la avenida Bolívar norte de Valencia. Ahí solo llegaron 30 bultos hace 15 días que fueron puestos a la venta de forma paulatina. En condiciones normales, sin la escasez marcando el ritmo del mercado, eran despachados hasta 100 bultos la semana previa al año nuevo.

En el mercado popular La Cebollera, entre las Calles Farriar y Girardot del centro de Valencia, comerciantes que cada año venden el producto dejaron claro que en esta oportunidad pocas familias comerán la acostumbrada sopa de lentejas. Las ventas no son las mismas. No han tenido necesidad de reponer inventario y aún tienen en existencia más de la mitad de la mercancía adquirida.

Todo indica que en esta temporada decembrina las tradiciones estuvieron severamente limitadas. Los elevados precios que atentan de forma directa contra los presupuestos familiares y las dificultades para encontrar todos los productos necesarios condicionaron esa realidad. “Se hicieron menos hallacas, no comimos pernil, a la ensalada no le echamos pollo ni gallina, y estamos pensando si comprar las uvas”, relato Maritza Beltrán.

Escasez general

Pero la lenteja no es el único grano que no se exhibe en los anaqueles. Las caraotas negras también están ausentes. Las compras previas a la llegada de 2015 se dirigieron a la búsqueda de productos básicos difíciles de conseguir.

José Ortiz con su carrito de compras vacío, luego de recorrer el supermercado que de forma habitual visita, se acercó a un trabajador del lugar. Le preguntó por aceite, detergente, jabón de baño y harina de maíz, y la respuesta fue negativa de manera general. Son productos que llegan con intermitencia, en cantidades mínimas y sin variedad.

Hay establecimientos que registran hasta siete meses sin ofrecer carne y pollo. “La situación está cada vez más difícil. Y los precios aumentan de manera increíble. Los sueldos no alcanzan”, dijo el gerente de un supermercado.




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