Las espera se extiende por varias horas. (Foto Héctor Freile)
Sara Pacheco
“¿A dónde vamos a parar?”. Es la pregunta constante que se hacen la mayoría de las personas que hacen cola para adquirir algún alimento a precio regulado. Muchas veces la lluvia, el sol o el trabajo, no interfieren en esta misión que se ha transformado en costumbre.
Juana Vargas no sabía qué estaban vendiendo en el Mercado Popular de La Candelaria. Trabaja en la zona por su cuenta, al ver la línea de personas en espera no dudó en incluirse. “Dicen que venderán leche, pero nadie sabe”. Es una actitud común. Con el pasar de los meses algunos perdieron el hábito de preguntar qué producto será el ofrecido, simplemente se quedan “a ver que se consigue”. Juana describió que Venezuela se ha transformado en “el país de las colas”, junto a ella ciertas personas asintieron.
Maldris Díaz estaba desde las 6 am en el sitio. Su brazo marcaba el número 627. Detrás los posibles compradores esperaban sentados en la acera buscando alejarse del sol. Ancianos, mujeres embarazadas y con niños menores de cinco años, aguardaban su turno. Las colas no hacen excepción ante alguna condición.
A unos kilómetros, en la avenida Las Ferias la espera es constante. En ocasiones, de acuerdo a algunos compradores permanentes, varios negocios simultáneamente ofrecen distintos productos.
En varios supermercados del sur de Valencia se constató que la leche sigue siendo el rubro más cotizado, necesario tanto para niños como para adultos. “Si consigo les doy a mis nietos, pero a mí también me gusta mi café con leche”, alegó una señora quien prefirió el anonimato.
