EFE

De niño Ismael Cala miraba
con «reserva» las piñatas y ahora que tiene casi 47 años sigue sin
entender por qué se educa a las personas en la violencia y no se les enseña a
resolver problemas y lograr objetivos «desde la empatía».

En «La vida es una
piñata» (HarperCollins Español), su sexto libro, ya a la venta en EE.UU., Cala se
sirve de ese imprescindible elemento de las fiestas de cumpleaños en muchos
países de América Latina como metáfora de dos caras para exponer sus ideas
acerca de cómo vivir de forma más humana y consciente, según dijo a Efe.

Cala usa la piñata para
mostrar, a través de los recuerdos infantiles de otras personas, los efectos
nocivos de ver la vida como una lucha. «No vale la pena que alguien te
aplaste la cabeza por un caramelo o un paquete cuyo contenido, al abrirlo, nos
decepciona», dice basándose en su propia experiencia.

Pero a la vez la piñata, un
invento chino llevado por Marco Polo a Europa y llegado a América de la mano de
unos frailes franciscanos, le sirve para describir un «modo» de
existir.
«¿Viviremos eternamente colgados de una cuerda, adornados por fuera,
llenos de objetos colocados por otros? ¿Seguiremos a la espera de que una fuerza
externa nos rompa a golpes? En el mejor de los casos, ¿esperaremos a que otros
nos halen las cintas con fuerza, a que nos bamboleen hasta quebrarnos, para que
otros se rían o lloren al descubrir lo que llevamos dentro?», escribe Cala sobre
lo que denomina el «modo piñata».
En una entrevista telefónica, el comunicador nacido en Cuba y radicado en Miami
asegura que en esta época de su vida las opiniones de personas que le acusan de
hacer filosofía barata o de sacar libros como churros le resbalan.

«Si me hubiera puesto a
pensar en los críticos, me hubiera quedado en casa sin mover un dedo»,
dice Cala, quien alcanzó popularidad desde la pantalla de CNN y hoy está
«en una transición» hacía un tipo de periodismo en el que tengan
cabida los temas que le han interesado desde siempre y en los que se está
formando desde que en 1998 salió de Cuba.

Entre otros, menciona la
inteligencia emocional, la conciencia humana, la neurociencia, la comunicación
desde la no violencia y la formación para el liderazgo, todos ellos tratados
habitualmente en los llamados libros de «autoayuda», una categoría
que al principio de su carrera como autor no le gustaba.

Ahora esos prejuicios se han
desvanecido porque, llegado un punto, se planteó cómo podía pensar así si era
«el que más libros de autoayuda había consumido en toda la ciudad».
Esos libros son positivos si te ayudan a dar sentido a la vida, te hacen abrir
los ojos, reflexionar, hacerte preguntas y encontrar la respuesta en ti mismo,
«porque la mayoría de la gente está dormida» y necesita despertar,
indica.

Partidario de una educación que
no tenga como objetivo la «domesticación» y orgulloso de ser
«autodidacta» en los temas que ahora le interesan, Cala se
considera listo para ayudar a otros en los temas en los que lleva formándose
por su cuenta desde hace años, con «líderes» como John Maxwell,
Anthony Robin o Deepak Chopra.

«El éxito en la vida es
cuando tú creas un movimiento», cuando «dejas un legado que te
trasciende», dice Cala, quien quiere «transitar este camino con
cómplices» y ya tiene a 21 personas trabajando junto a él en Cala Enterprises.

Aunque ahora no está dedicado al
periodismo diario sigue haciendo entrevistas, ahora a través de un canal de
YouTube, y se plantea de qué forma podría contribuir a acabar con la carencia
de formación de los periodistas en los aspectos que él trata en sus libros.

Según dice, está pensando en una «especie de estudio o tesis, algo más
académico», como un modelo para un periodismo «más holístico, más
espiritual y formativo».

En cualquier caso, su idea es
impulsar un periodismo que «no se quede solo en los hechos y vaya al
conflicto, a la raíz de las cosas» y ayude a que «la violencia no se
perpetúe».
En «La vida es una piñata», que va a presentar estos días en la feria
del libro de Panamá, Cala adelanta lo que está desarrollando para su
próximo libro: el método CALA de vida.

CALA, además de su apellido, es el acrónimo de Constante Aprendizaje
para el Liderazgo en Acción. 




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