La obra reciente de Sachenka Oropeza en la gran sala del CCEAS. (Foto Eduardo Valencia)
Alfredo Fermín
Desde que la obra de Sachenka Oropeza, desde los albores de 2000 , fue admitida y galardonada en el siempre prestigioso Salón “Arturo Michelena”; Salón Nacional de las Artes “Caroní”; Salón “Aragua” y Jóvenes con FIA, y de haber participado, dentro y fuera del país, en confrontaciones de artes, ha despertado, entre los espectadores, admiración debido a la original factura que envuelve a sus propuesta .
La sutileza y el misterio que estructura y da forma a sus obras, quizá nace en el hecho de que la joven artista valenciana introduce, dentro del concepto de la indagación formal del dibujo y de instalaciones, un umbral novedoso en la factura para lograr una forma original. Envuelve a sus piezas de una sutil fantasía que invita a aproximarse a ella. Luego, lograda la aproximación por parte del espectador, éste comienza a ser “atrapado” en la sutileza de una red: independientemente de la renovación del ancestral concepto del tejido, los espectadores comienzan a preguntarse de qué material están realizadas aquellas piezas tan fascinantes.
Al acercarse más, el espectador, sin imaginar que está siendo partícipe de un sueño, la red nacida de un punto, de un hilo, de un cabello, de la crin de un caballo, termina fascinado y sumergido en la red. Se aleja; se acerca; busca otro ángulo desde el cual advertir o descubrir dónde comenzó el punto, dónde comenzó a formarse la madeja; hacia dónde viaja un hilo que parece haberse soltado del nudo, (si acaso existe nudo) o tan solo se trata del permanente giro de una hebra de hilo, de un punto que se cierra en trama y, al fondo, crea una sombra.
Unas veces las “redes” de hilos, crines, cabellos, engendran urdimbres sobre una hoja de papel, cartón; el hilo se suelta; se anuda al cuerpo total de la obra o se disuelve en una raya, en un borrón. En otras ocasiones (entonces la experiencia se torna fascinante) el espectador penetra en la red: se sumerge en la trama sugerida por sus obras tridimensionales. Entre ellas, las mallas o dibujos, instalaciones aéreas o como quisiéramos llamarlas y otras, las tramas urdidas en papeles y cartones. De una obra a la siguiente, mediará siempre la experiencia onírica, la poesía absoluta. El inicio de un viaje insondable. El punto y el nudo urden un pozo para el amago, para el vaivén de lo real y lo onírico: viviremos, para siempre, sumergido en esa hermosa trama.
En el Centro Cultural “Eladio Alemán Sucre” de El Carabobeño, la artista nos brinda la oportunidad de disfrutar de la primera exposición antológica de sus obras, bajo el sugerente título de Urdimbres y Tramas, muestra que ha sido curada por el investigador del arte Lunes Rodríguez Coronel, director de la Galería Universitaria “Braulio Salazar” y docente en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo.
La exposición tendrá carácter itinerante, lo cual permitirá que el público de otras ciudades participe del doble juego de lo real y lo fantástico, creando, artista y espectadores, zonas para vivir de la poesía de un hilo que puede constituir un escudo. La respuesta de una singular artista, de obra contundente, frente a todo el dolor que vivimos en el país, dadas las condiciones de incertidumbre social y política.
En estos momentos , el arte, además de ser la apertura hacia el sueño de una existencia posible, plena de fantasía, ofrece, también, la posibilidad del refugio en un punto, en la línea para el gozo de la libertad creadora. Es un regocijo estar ante una exposición tan creativa, de invención de espacios oníricos, como Urdimbres y Tramas, de Sachenka Oropeza. Desde siempre, para siempre, el arte será la puerta abierta a todos los encuentros.
