Rafael Tobías Blanco Vilariño*

Las Cianobacterias, son un amplio grupo de microorganismos, que han existido en todas las aguas del mundo desde hace más  de 2500 millones de años y fueron conocidas como algas verdes y azules; que son las que dan el color a los océanos y las que por su mecanismo fotosintético al tomar el Hidrógeno del agua (H2O) para usarlo en su metabolismo, liberaban el Oxígeno (O2) hacia la atmósfera, porque este les era tóxico a ellas, lo que  permitió el enriquecimiento de la primitiva atmósfera en Oxígeno, facilitando así el  aparecimiento de la vida oxígeno-dependiente sobre la superficie del primitivo globo azul: plantas, animales y la especie humana. 

Hoy día, sabemos de la existencia de cianobacterias peligrosas para la salud pública como la Anabaenacircinalis, Microcystesaeruginosa, la Nodulariaspunigera, entre otras, productoras de una sustancia conocida como “Geosmina” que en griego significa “olor de la tierra”; cuando ésta se humedece  al llover, y es la que le confiere al agua de consumo al salir del  grifo un aroma y sabor muy desagradable. Y en el mundo animal, es la que permite que los camellos y elefantes de los desiertos descubran donde están las fuentes de agua. 

Este grupo de cianobacterias también elaboran potentes toxinas hepatotóxicas y neurotóxicas; por lo que cuando se concentran en las orillas de lagos o embalses por efecto de los vientos, condicionan la muerte de perros, ganado, aves y peces. En el humano, cuando logran contaminar los filtros de las Plantas Potabilizadoras, representan un alto riesgo en Salud Pública. Efectos estos que en Latinoamérica son ignorados y el problema sanitario puede llegar a generar manifestaciones clínicas sub-letales como: trastornos gastrointestinales, manifestaciones alérgicas e irritación de piel y ojos y las mortales van desde la producción de tumores malignos a nivel hepático o muerte por hemorragias intra-hepática. 

Los países que han sufrido este efecto han descubierto que el uso de cloro en exceso o de sulfato de cobre al producir una masiva bacteriolisis de estas bacterias, condicionan una liberación brutal de dichas toxinas, con efectos devastadores sobre la fauna y obviamente sobre el humano que reciba citadinamente dicha agua. 

* Médico Microbiólogo Clínico 




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.