Dayrí Blanco/@DayriBlanco07

Todos los estudios están hechos. Los resultados son inmodificables: no lloverá con intensidad en la cuenca del río Caroní hasta julio. El impacto directo se recibirá en el embalse Guri que no podrá recuperarse ante precipitaciones por debajo del promedio, mientras se requiere 506% más lluvias de las que se han presentado durante lo que va de abril, mes en el que tradicionalmente comienza la temporada fuerte de invierno en el país y que fue vendido por el Gobierno como el inicio del fin de la crisis eléctrica. Pero no será así.

El máximo histórico de lluvia para el cuarto mes del año es de 6 mil 500 metros cúbicos por segundo en la cuenca del Caroní, pero el promedio en el país es de 2 mil 200, y lo que se ha registrado durante 2016 es solo mil metros. “Se necesita que llueva 2,3 veces el promedio histórico, que es igual a 5 mil 60 metros cúbicos por segundo, similar a un diluvio, para que la pendiente del embalse deje de disminuir y vuelva su nivel óptimo”, analizó el especialista ingeniero eléctrico, José Aguilar.

El más reciente estudio de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y del Centro Nacional de Predicción del Medio Ambiental (NCEP), señala que la época de sequía, con apenas lluvias menores al promedio de cada mes, se prolongará hasta julio. El pronóstico trimestral de la NOAA, con sede en Maryland, Estados Unidos, y el NCEP, confirma que desde abril hasta junio habrá «déficit bajo de precipitación» en la cuenca del Caroní y el Territorio Amazonas, mientras que en el resto del país habrá lluvias promedio. Aún en agosto continuará el déficit de lluvias en Bolívar y el resto del territorio.

Desde el Ejecutivo también se apunta a esa hipótesis. El 25 de enero de 2016 el presidente del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh), José Gregorio Sottolano, informó que la temporada de lluvia no comenzará en el mes de abril como estaba previsto, sino que iniciará a finales de mayo o principios de junio debido al impacto del fenómeno El Niño en la nación, según los Modelos Numéricos Climáticos que maneja el ente.

Más racionamiento

Todo indica que la solución por ahora es la intensificación de racionamientos y la inclusión de más energía térmica al Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Sin embargo, son pocos los esfuerzos que se han hecho en ese sentido. Solo está en funcionamiento 38,64% de la generación de las plantas termoeléctricas en Venezuela. Recientemente se anunció la reincorporación de 300 megavatios (MW) de unidades que estaban fuera de servicio, para un total de 6 mil 800 MW de una capacidad total de 17 mil 600 MW.

Esa producción de energía se convierte en números de papel si no se logra la distribución de 163 gigavatios hora por día (GWh). “Y eso es lo que está pasando porque siempre surgen fallas como insuficiencia de mantenimiento, falta de combustible, se recalientan unidades, hay sistemas de enfriamiento malos, goteras de aceite y sellos dañados y falta de lubricantes”.




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