Fabio Solano | solanofabio@hotmail.com

Estimado amigo:
“Tal y como acordamos me permito enviarle por este correo mi opinión de lo acontecido, con la certeza de poseer  información de primera mano, como usted ya conoce. Antes debo decir lo importante, lo que interesa: Creo que el gobierno venezolano está dispuesto a reanudar relaciones diplomáticas con nuestro país, aprovechando los hechos y la “magnánima” acción del dictador, al dejar regresar a nuestros compatriotas. Al parecer “olvidará” lo insultos de hace siete años, aquello de que era un “cerdo”, según el gobierno del general Obregón. Para su mejor comprensión prefiero hacer un somero recuento de lo sucedido. 

“Todo comenzó cuando un venezolano exiliado en México, Rafael Simón Urbina, se reunió con un compatriota suyo llamado Carlos León. Este le presentó a algunos militares y gente de influencia, incluyendo ex oficiales de Villa. Lo cierto es que Urbina, joven de 31 años, logró comprar armas, como siete ametralladoras Thompson y unos 150 fusiles, además de pistolas y bombas de mano. Contrató un barco llamado “Superior” para transportar  140 hombres, que supuestamente iban a trabajar como chicleros a Quintana Roo. Lo llamativo es que de ese grupo 107 eran mexicanos, además de unos cuantos venezolanos y de otras nacionalidades. A los tres días de su partida de Veracruz, Urbina invitó al capitán, los oficiales y al telegrafista a una comida. Estaban celebrando, cuando unos  hombres armados irrumpieron cual piratas y se apoderaron del navío, enfilando hacia la costa venezolana. Se declaraban revolucionarios y pretendían desembarcar en Puerto Cabello para iniciar un levantamiento. Eso fue el 2 de octubre.

“Resultó que en pocos días el motor del barco perdió fuerza y el petróleo se estaba acabando. Decidieron entrar por Coro, por la cercanía. Al parecer el gobierno venezolano fue advertido por un periodista venezolano que espía en Bogotá, y supo de la invasión. Cuando desembarcaron en Falcón, llegaron a un pueblo llamado Capatárida, y hasta ya fueron las fuerzas gomecistas. Urbina, viendo que no tenía suficiente gente con experiencia, prácticamente otorgó los mandos a los oficiales mexicanos, con nuestro conocido general Preve.

Y fue por la experiencia de nuestros compatriotas que hubo guerra de verdad, contándose muchos muertos y heridos. El gobierno venezolano movilizó tropas desde Maracaibo e incluso se habló de un avión sobrevolando la población. El “Superior” fue tomado por un navío de guerra y luego llevado a Puerto Cabello.  

“El general León Jurado, presidente del estado Falcón, se llevó la victoria luego de varios días de combate. Urbina logró escapar, dicen que se fue por Los Andes, rumbo a Colombia. Los mexicanos que sobrevivieron, unos 70, fueron detenidos y junto a los pocos venezolanos implicados resultaron enjuiciados, por conspirar contra el gobierno de Gómez.  Pero algún consejero del general, conociendo la mala impresión que tiene el gobierno dictatorial en el exterior, propuso al anciano que dejara en libertad a los 70 compatriotas. Y así emitió un decreto, fechado el 10 de diciembre de 1931, donde textualmente dice: “…Rechazada la invasión, he creído interpretar fielmente la tradicional generosidad del pueblo venezolano para conceder el indulto a los referidos mejicanos, y estos ya han regresado a su patria en el propio vapor en que vinieron…”

“Usted puede ver que el tema de los mexicanos invasores, que en verdad era una aventura sin base ni apoyo, no ha sido tomado por el dictador como algo de la República Mexicana, ni tampoco lo ha interpretado como una agresión (que bien pudo hacerlo, dado que todo se preparó en nuestro territorio). Más bien parece que el gobierno venezolano está dispuesto a reanudar relaciones diplomáticas con México, lo cual es conveniente, dado la calidad de abastecedor de petróleo para la región. Nosotros venimos de una verdadera revolución, y razón podría tener el gobierno de Obregón cuando rechazaron al dictador Gómez. Pero hay que entender que la economía priva sobre la política. Estamos en medio de una crisis económica en los Estados Unidos, la cual se refleja en el mundo y en particular en América del Sur. Fíjese que Venezuela no está pasando apuro, porque Gómez ha manejado con criterio correcto lo del petróleo. Tenerlo de amigo no sería tan malo”. 



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