Desde el pasado lunes, a las 6:00 de la tarde, familiares de
los dos internos desaparecidos en
calabozos de la Policía del estado Táchira, de quienes se presume fueron
asesinados durante el motín, gozan de una medida de protección policial otorgada
por el Ministerio Público.
Tal medida se tomó luego de que las víctimas, en este caso
los padres de los internos desaparecidos, pidieron que el Ministerio Público
diera inicio a las investigaciones inherentes al hecho y, sobre todo, porque
adicionalmente denunciaron de manera formal a dos funcionarios de Politáchira,
por el delito de presunta extorsión, y también a algunos reos.
En virtud de ello, a solicitud del fiscal superior del
Táchira, Jean Carlo Castillo, con
quienes se reunieron inicialmente los denunciantes, la Fiscalía 7ª accedió al
inmediato otorgamiento de la medida, que
implica apostamiento residencial o
acompañamiento policial las 24 horas, es
decir, custodia permanente para estas dos familias por parte de efectivos de
Politáchira, y aun cuando es este organismo de seguridad el que se encarga de ejecutar las medidas de protección, quedaría
a discreción del fiscal si asigna a otro.
Los padres de los internos desaparecidos, Juan Carlos Herrera
y Anthony Correa Sepúlveda, entregaron la denuncia por escrito ante el Ministerio
Público, que involucra seriamente a dos comisionados de ese cuerpo policial en
casos de presunta extorsión. Antes, el
padre del primero, en rueda de prensa
hizo señalamientos fuertes contra los dos policías, y a la
vez manifestó que temía por su vida y la de los suyos, por atreverse a
denunciarlos.
Juan Carlos Herrera, cuyo hijo desaparecido lleva el mismo
nombre, durante el mes que duró el motín en Politáchira fungió de manera
obligada como vocero de los internos, que
se lo exigieron. A cambio, los amotinados le prometieron no hacerle nada
al hijo. También le exigieron para ello la entrega de un taxi, su único medio
de subsistencia.
Sin embargo, cada vez que Herrera tuvo una oportunidad ante
los medios de comunicación, siempre pidió la presencia de la ministra Iris
Varela para que el conflicto terminara en paz. Una vez finalizó, cuando quiso saber de su hijo preso, fue notificado
que era uno de los dos desaparecidos. Ya otros reos le habían informado que
había sido asesinado unos días antes, pero se negaba a creerlo, hasta que le
notificaron que durante el conteo no aparecía.