Dayrí Blanco| @DayriBlanco07

Gladys Merchán siente que lo ha hecho todo. Se ha adaptado al racionamiento impuesto en el país, paga por una guardería los viernes que sus dos hijos no tienen clases, y ha atrasado los trámites legales que exigen su profesión como abogado mercantil por los tres días a la semana no laborables de la administración pública. Ella ha sentido en primera persona el impacto de las medidas tomadas por el Ejecutivo para el ahorro energético. Pero el resultado no ha sido el que pensó. Apenas 2,28 metros de recuperación ha tenido el Guri con todas estas acciones que ha intensificado el Ejecutivo.

Durante los últimos 25 días nadie en el país ha escapado de la crisis en el servicio. Fue justo el 28 de abril cuando el embalse llegó a la cota más baja en su historia: 241,25 metros sobre el nivel del mar (msnm). El riesgo de llegar a la temida cota 240 que significaría una reducción de 50% e la generación hidroeléctrica del lugar estaba latente.

De acuerdo a información oficial de Corpoelec que no ha sido publicada, para la mañana del martes 24 de mayo el Guri estaba en 243,53 msnm. Esto significa un ascenso de 9,12 centímetros al día que obedecen en su mayor parte a los racionamientos, según indicó el analista en materia energética, ingeniero eléctrico José Aguilar.

Mayo seco

Las dispersas y leves precipitaciones no ha tenido mucha relación con esta recuperación. Ya son 24 meses de un ciclo hidrológico desfavorable. Se trata de una sequía prolongada que persistirá hasta mediados de junio que es tradicionalmente el mes que más llueve en el país.

Pero eso no implicará una supresión de los racionamientos. El plan de administración de carga obedece a la falta de generación térmica y las condiciones del embalse dependerán de las decisiones que tome el Gobierno. “Si comienzan las precipitaciones y se arrancan las industrias básicas de Guayana sería fatal para el nivel de Guri porque se necesitan entre 20 y 30 gigavatios/hora diarios para mantenerlas operativas”.

Demanda en picada

Hace un año, pese al plan de banda verde, sustitución de bombillos incandescentes por ahorradores y los reiterados exhortos de uso racional de la energía, la demanda nacional era de 18 mil 500 megavatios (MW). Pero la crisis se intensificó y esos números tuvieron que ser modificados. El Ejecutivo restó dos mil MW a esa necesidad energética en el país y aún así siguen las restricciones. “Eso es un indicativo de la gravedad de la situación”.

Otras acciones con motivos diferentes han provocado una disminución en el consumo considerable. El cierre de la frontera en Táchira, Zulia y Apure, que fue una acción más política y económica que eléctrica “tumbó el consumo en esos estados en 10 GW/hora al día”.




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