Reuters
El
ex campeón mundial peso pesado Muhammad Ali, cuya carrera pugilística repleta de récords, su elegante estilo sin igual y
sus posturas controvertidas lo convirtieron en una de las figuras más
reconocidas del siglo 20, murió el pasado viernes a los 74 años.
Ali,
que había sufrido por mucho tiempo del síndrome de Parkinson que le dificultaba
hablar y convirtió al que fuera un atleta lleno de gracia en casi un prisionero
en su propio cuerpo, murió un día después de que fuera admitido en un hospital
del área de Phoenix por un problema respiratorio.
Aún
así, la autoproclamación como "el
más grande" en su juventud seguía siendo verdad hasta último momento
para millones de personas alrededor del mundo que lo admiraban por su coraje
dentro y fuera del ring.
Junto
a su imponente reputación de luchador,
levantó su voz en contra del racismo, la guerra y la intolerancia religiosa,
mientras proyectaba una confianza inquebrantable y un humor que se convirtió en
un modelo para los afroamericanos en plena era de los derechos civiles.
"Muhammad Ali fue uno de los mejores seres
humanos que he conocido", dijo George Foreman, un ex boxeador peso
pesado que perdió ante Ali en un histórico combate de boxeo en 1974 en Zaire y
que fue conocido como "Rumble in the Jungle" ("Reyerta en la
Selva").
"No cabe duda de que fue una de las mejores
personas que hayan vivido en esta época. Referirse a él como un boxeador es
una injusticia", agregó.
Ali
disfrutó de una popularidad que trascendió más allá del mundo del deporte, pese
a que rara vez apareció en público en sus últimos años de vida.
Barack Obama, presidente de Estados
Unidos, dijo que Ali fue "un hombre que luchó por nosotros", y
lo colocó al mismo nivel de otros líderes de derechos civiles como Martin
Luther King Jr. y Nelson Mandela.
"Su
lucha fuera del ring le costó su título y su reputación pública. Le generó
enemigos en la izquierda y derecha, lo denigró y casi llevó a la cárcel. Pero
Ali mantuvo su postura. Y su victoria
nos ayudó a acostumbrarnos a los Estados Unidos que reconocemos hoy en
día", dijo Obama en un comunicado..
Pocos
podrían haber discutido su proeza deportiva en el pico de su carrera en la
década de 1960. Con sus pies bailarines
y sus puños rápidos, podía -como decía- flotar como una mariposa y picar como
una abeja. Fue la primera persona en ganar el campeonato de peso pesado
tres veces.
Pero
Ali se convirtió en mucho más que un atleta colorido e interesante. Habló con audacia contra el racismo en la
década de 1960 y también sobre la guerra de Vietnam.
Durante
y después de su reinado en la categoría más importante del boxeo, Ali se reunió con muchísimos líderes
políticos y era considerado la persona más famosa del mundo, incluso en los
pueblos más remotos de cualquier continente.
Llueven
los tributos
El
diagnóstico de Parkinson le llegó a Ali alrededor de tres años después de que
se retirara en 1981 del boxeo.
Su influencia se extendió mucho más
allá del deporte. Debido a su negativa a transigir en sus opiniones y su
oposición a las autoridades blancas, se convirtió en el portavoz no oficial de
millones de hombres negros y oprimidos en todo el mundo.
Los
tributos no tardaron en llegar desde el mundo del deporte, el entretenimiento y
la política.
"Perdimos
a un gigante hoy. El boxeo se benefició
de los talentos de Muhammad Ali, pero no tanto como la raza humana se benefició
de su humanidad", dijo el boxeador y político filipino Manny Pacquiao.
En
tanto, el grande del fútbol brasileño Pele escribió en su cuenta de Instagram:
"El universo del deporte ha sufrido una gran pérdida. Muhammad Ali fue mi
amigo, mi ídolo, mi héroe".
En
un ambiente en el que los atletas suelen luchar contra su falta de
articulación, Ali era conocido como el
labio de Louisville y le encantaba hablar, en particular sobre sí mismo.
"He
descubierto que la gente humilde no llega muy lejos", le dijo una vez a un
periodista.
Sus
burlas podían ser brutales. "Joe Frazier es tan feo que cuando llora, las
lágrimas dan la vuelta y bajan por detrás de su cabeza", dijo alguna vez.
También apodó a Frazier "gorila", aunque después se disculpó y dijo
que todo había sido para promover la pelea.
Cuando
una vez se le preguntó sobre cuál quisiera que fuera su legado, Ali sostuvo: "Me gustaría ser
recordado como un hombre que ganó el título de peso pesado tres veces, que era
divertido y que trataba a todo el mundo bien (...), que defendía sus
creencias, que trató de unir a toda la humanidad con la fe y el amor".
La leyenda nació en Louisville,
Kentucky, el 17 de enero de 1942 como Cassius Marcellus
Clay Jr, un nombre que compartía con un abolicionista de la esclavitud del
siglo 19. Después cambió su nombre al convertirse al Islam.
Al
boxeador lo sobreviven su esposa, Lonnie Williams, que lo conocía desde que era
una niña en Louisville, además de sus nueve hijos.