Lugareños lamentan que las autoridades no aprovechen las bodades turísticas de Playa Waikiki. (Foto José López)

Xulamy Fernández Lovera || xfernandez@el-carabobeno.com

El mal estado de la Playa Waikiki no causa asombro en el colectivo porteño. Caminar por la arena implica apartar los escombros para seguir la marcha en paz. El paisaje del lugar está opacado por la inmundicia, condenaron porteños.

Lugareños manifestaron que el sitio es frecuentado por surfistas, quienes acondicionaron una parte de la playa para colocar sus pertenencias. Hilda Lugo, vecina, lamentó que las autoridades locales no proporcionen a estos deportistas unas condiciones óptimas, a pesar de que la prácticas de surf sumen años en el lugar.

A ninguna persona le gusta bañarse en un sitio lleno de montones de basura. Esto se ha convertido en una versión playera del relleno sanitario La Paragüita, pero no en Juan José Mora, sino en Puerto Cabello, dijo Lugo.

Es injusto que ni siquiera el alcalde de Puerto Cabello, Rafael Lacava, quien en reiteradas ocasiones ha dicho que fue surfista, aún no tome cartas en el asunto, observó la residente. “Todo parece apuntar a que la basura va a seguir por años en el lugar”.

Se trata de tomar consciencia

Para Juan Rivero, afectado, el problema en la playa no obedece solo a las políticas en materia de limpieza, sino al grado de consciencia de la ciudadanía. Le parece terrible que un balneario, al que se le podría explotar su potencial turístico, permanezca en la ruina.

Envases plásticos en mal estado además de animales muertos por doquier, dan la bienvenida a visitantes en Waikikí. “He visto cómo personas inescrupulosas van con bolsas negras de basura a reventar a arrojarlas al sitio. La misma situación se presenta en horas de la noche, cuando conductores de camiones van a descargar porquería al lugar”, denunció.

La vía hacia el balneario es retirada y no existe ningún tipo de señalización visible que indique a visitantes cómo llegar. Generalmente las personas se ven obligadas a preguntarles la dirección a los lugareños.

El asfalto presenta grandes zanjas, que llevan a conductores a hacer arriesgadas maniobras, algo que impera de noche por la falta de alumbrado público, aseveró Dani Rivas, surfista. La penumbra en la vía es aprovechada por delincuentes para atracar.




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