China y Rusia se opusieron sin éxito a la decisión del Consejo de Seguridad. (Foto EFE)

EFE

Corea del Norte estará sentada este lunes en el banquillo de los acusados en la ONU por sus violaciones a los derechos humanos, mientras Estados Unidos la responsabiliza de haber montado una vasta operación de piratería informática.

Diez de los 15 países miembros del Consejo de Seguridad reclamaron la reunión de esta sesión especial del organismo consagrada a las exacciones cometidas por Pyongyang, a pesar de las objeciones de Rusia y sobre todo de China, aliada del régimen norcoreano.

Corea del Norte ya ha sido objeto de sanciones internacionales tras haber procedido a tres ensayos nucleares y al lanzamiento de misiles balísticos, pero es la primera vez que el Consejo de Seguridad se reúne específicamente sobre este tema.

Un informe de la ONU publicado en febrero confirmó una serie de atrocidades «sin parangón» en Corea del Norte: trabajos forzados, violaciones, ejecuciones sumarias. La Asamblea General de la ONU pidió al Consejo que diera intervención a la Corte Penal Internacional para que Pyongyang fuera acusada de crímenes de lesa humanidad.

Este lunes el Consejo no tomará una decisión al respecto, ni se espera que adopte una postura común. De todas maneras, diplomáticos en la ONU recordaron que Pekín vetará cualquier resolución de ese tipo.

El Consejo no ha sido tampoco oficialmente informado de las acusaciones de piratería informática formuladas por Washington contra Corea del Norte, aunque es probable que la embajadora estadounidense Samantha Power y algunos de sus pares occidentales aludan al tema en la reunión.

«Queremos concentrarnos en los asuntos de derechos humanos», dijo a la prensa el embajador británico Mark Lyall Grant.

El ciberataque contra Sony, el mayor de esta naturaleza contra una firma estadounidense, según el FBI, obligó a los estudios cinematográficos a anular el estreno de una comedia satírica sobre un complot ficticio de la CIA para asesinar al líder norcoreano Kim Jong-Un. Pyongyang niega cualquier responsabilidad en este ataque.

Rechaza igualmente las acusaciones por violaciones a los derechos humanos y amenaza con tomar represalias. Pyongyang no envió representante a la reunión del Consejo.

El presidente de Estados Unidos Barack Obama buscó aquietar las aguas al hablar de «cibervandalismo» y no de acto de guerra a propósito del ataque contra Sony. Como máximo, la Casa Blanca podría volver a colocar a Corea del Norte en la lista de los países que respaldan al terrorismo. «Nuestra respuesta será proporcional», anunció el mandatario.

Pekín reiteró el lunes su oposición a «toda forma de ciberterrorismo», pero se niega a respaldar a Washington en su condena a Pyongyang.

China teme a su vez el desmoronamiento de un régimen imprevisible, dotado además del arma atómica, aunque a veces muestra su irritación por las actitudes de los dirigidos por Kim Jong-un.

Se prevé que Pekín intente postergar la reunión, algo muy difícil que logre concretar visto que los diez países que la convocaron tienen mayoría en el Consejo.

Al igual que Rusia, China argumentaría que no es el Consejo de Seguridad sino el Consejo de Derechos Humanos, basado en Ginebra, el que debe tomar cartas en ese asunto.

Por el contrario, tanto para Samantha Power como para Londres y París las violaciones a los derechos humanos cometidas por Pyongyang son de tal magnitud que «representan una amenaza para la paz y la seguridad internacionales», un terreno en el cual el Consejo de Seguridad tiene competencia.




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