Dayrí Blanco

María Zerpa no la escuchaba. Pero ella insistía. Lloraba y rezaba a la vez. Le parecía mentira que su prima en menos de cuatro días se haya descompensado. Y ahí estaba, sedada e intubada, en medio de otros dos pacientes en las mismas condiciones tras haberse complicado con zika y sufrir síndrome Guillain-Barré. 

Pero para ellos tres no hay cupo disponible en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera (CHET). Ni para los que lleguen y necesiten de una máquina ventiladora para vivir. Las nueve camas están ocupadas. Cuatro de ellas con personas, que tras perder la movilidad en las piernas y tener sus pulmones comprometidos, fueron conectados a respiración asistida. 

Dilcia Salas llegó a la emergencia a las 7:30 p.m. del miércoles. Fue intubada de inmediato y está junto a María y otro paciente en medio de la sala de medicina interna. Todos con la ventilación al 100%, sus pulmones no están en capacidad de hacer nada por sí solos. También hay otros seis con los mismos síntomas pero aún respiran sin depender de un aparato.  

Nueve de los casos con Guillain-Barré son tratados con el resto, que padece enfermedades comunes, mientras que las camas 3, 5, 9 y 7 de la UCI también registran pacientes con el síndrome. En total hay 13 en la CHET y se esperaba el ingreso de otro la tarde del jueves proveniente de Bejuma.   

Los casos

La hermana de Dilcia, Yelitza Salas, relató que al no poder caminar estuvo 15 días hospitalizada en el Seguro Social de Puerto Cabello, ciudad donde residen, fue dada de alta el martes y al día siguiente empeoró. “No podía respirar, se ahogaba hasta con la saliva”. Su hija de 14 años tiene un par de días con los primeros síntomas. Su tía teme que su condición se agudice. 

A María Zerpa la intubaron la mañana del jueves. “La enfermedad se aceleró porque simplemente no hay el tratamiento. Esto no es justo”, expresó su prima al referirse a la inmunoglobulina. 

Doce días tiene Carlos Tavio en la UCI con respiración asistida. Desde Güigüe llegó con los síntomas típicos del zika y se agravó. “Se le durmieron las piernas, las manos y la cara”. Por la zona donde vive no se ha implemnetado un solo operativo de fumigación y abatización, relató su esposa. Lleva cuatro días recibiendo tratamiento de plasmaféresis, que es el alternativo ante la falta de inmunoglobulina, le resta solo una dosis. 

La falta de camas en terapias intensivas en Carabobo es evidente. Solo hay nueve en la CHET, cuatro en el Hospital Universitario Dr. Ángel Larralde (HUAL), y tres en la Clínica Popular de Mariara. Desde el Ministerio de Salud el protocolo es claro: Los pacientes con sospecha clínica de Guillain-Barré deben ser ingresados a centros hospitalarios que dispongan de servicio de neurología, hematología, banco de sangre con máquina de aféresis, y Unidad de Cuidados Intensivos con disponibilidad inmediata de ventilación mecánica. 

Extraoficialmente se conoció de la muerte de un paciente la noche del miércoles en la emergencia de la CHET por un paro respiratorio tras complicarse con Guillain-Barré. En el registro de la unidad de medicina forense no se pudo confirmar la información. En sus archivos hay cinco casos de fallecimientos por dificultades respiratorias dentro del hospital durante los últimos dos días. 

También trascendió sobre la muerte de un neonato a los pocos días de haber nacido en un centro de salud privado de Valencia al padecer zika por contagio intrauterino.   

Tratamientos

Desde hace varios meses no hay inventario de inmunoglobulina en el país. José Luís Maldonado, presidente de la Cámara de Clínicas del Centro (Cacentro), relató que el Complejo Tecnológico Farmacéutico del Estado Venezolano, Quimbiotec, empresa dedicada a su elaboración no cuenta con los materiales necesarios, y que la semana pasada en reunión en Caracas la ministra de Salud, Luisana Melo, adelantó que estaban por llegar 10 mil ampollas para ser distribuidas en el país, de acuerdo al número de casos más críticos por región. 

Cerca de las 3:00 p.m. del jueves llegó un lote a la farmacia central de la CHET, se conoció que la cantidad recibida es insuficiente, y por ello la administrarán de tal forma que establecerán parámetros para definir un plan para aplicar dosis solo a algunos pacientes, y a otros se les tratará con plasmaféresis. 

En las clínicas privadas de la región son muchos los casos de zika y Guillain-Barré. Se desconocen los números totales pero las complicaciones son atendidas con la limpieza de los anticuerpos de la sangre, que es el método llamado plasmaféresis. Pero no hay aparatos suficientes para cubrir la alta demanda, tampoco los kits requeridos ni los catéteres, alertó a El Carabobeño Radio, Carla Lozada, médico internista adjunto del servicio de Medina B de la CHET y jefe de la cátedra de Semiología Médica de la UC. 

No todos responden de la misma manera al tratamiento. Maldonado explicó que lo ideal es que 72 horas después de culminar con la plasmaféresis, el paciente pueda ser extubado y comenzar a respirar por sí solo. Pero algunos deben estar conectados al ventilador por varios meses. 

El 99% de los casos de zika es ambulatorio. Algunos requieren hidratación por 24 horas y son enviados a sus casas con tratamiento sintomático. Pero el resto se complica  con Guillain-Barré, una polirradiculoneuropatía, aguda, degenerativa e inflamatoria que causa inmovilidad en miembros inferiores, pérdida de la sensibilidad y de control de esfínteres, y dificultades respiratorias. 




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