Reuters

El Papa Francisco pidió el domingo a los mexicanos que luchen por convertir a su país en un lugar de oportunidades para que la pobreza y la desesperación no los obliguen a emigrar, no los empujen a ser explotados ni a caer en manos de criminales.

Durante su segunda jornada en México, el sumo pontífice aterrizó en un helicóptero en Ecatepec, un municipio ubicado en la periferia de la capital azotado por la delincuencia, el crimen organizado y la pobreza, donde encabezó una misa masiva.

«Quiero invitarlos hoy a estar en primera línea, a primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad», dijo el Papa en el Ángelus, ante cientos de miles de files y visitantes, muchos agitando banderas de México y del Vaticano.

«Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos», agregó el argentino de 79 años.

En el inmenso municipio de Ecatepec, repleto de humildes casas de cemento gris que se trepan a los cerros, viven muchos migrantes de otros estados mexicanos que huyen de la violencia del crimen organizado o buscan mejores oportunidades de trabajo más cerca de la capital.

Pero el magro crecimiento económico del país en la última década y las oportunidades que se abren para muchos del otro lado de la frontera, llevan a miles de mexicanos a intentar ingresar en Estados Unidos, legal o ilegalmente, en un riesgoso viaje que les puede costar la vida.

Francisco llamó a no bajar los brazos para que México se convierta en «una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte».

Miles de fieles gritaban consignas como «¡Se ve, se siente, el Papa está presente!» y «¡Queremos que el Papa nos dé la bendición!».

Se calcula que unos dos millones de personas estuvieron en el sitio de la ceremonia y sus alrededores, incluyendo las 300 mil que pudieron ingresar a ver la misa. El Papa tenía previsto un almuerzo con el séquito papal en un seminario de Ecatepec y recorrer sus calles en elpapamóvil.

Mensaje de paz en territorio de violencia

Francisco, conocido por su cercanía a los pobres, llamó durante la misa en uno de los países más desiguales del mundo a «abrir los ojos frente a tantas injusticias» y a desenmascarar durante la época de cuaresma tres grandes tentaciones: la riqueza, la vanidad y el orgullo.

«La riqueza, adueñándonos de bienes que han sido dados para todos y utilizándolos tan sólo para mí o ‘para los míos’, es tener el ‘pan’ a base del sudor del otro, o hasta de su propia vida», dijo.

«Esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, amargura, a sufrimiento. En una familia o en una sociedad corrupta es el pan que se le da de comer a los propios hijos», agregó.




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