Tal es el caso de la ubicada frente al terminal de pasajeros por la que pasa el 90% del transporte que presta servicio de traslado de pasajeros en la jurisdicción.
Allí dos enormes huecos y una alcantarilla con décadas en deterioro, hacen cada vez más difícil la labor de colectivos privados y los asignados por el Gobierno local.
Con cualquier lluvia el escenario se complica porque impide a los transportistas y usuarios en general ver los enormes huecos en donde caen irremediablemente. El efecto colateral recae directamente sobre unidades cuyos propietarios adicionalmente enfrentan un escenario de escasez de repuestos y accesorios para su mantenimiento.
Las nuevas paradas sirven para resguardarse de la lluvia, cuando hay otras que ni siquiera cuentan con un demarcado apropiado. (LSN)