Sara Pacheco
Con extremo cuidado se debe circular por la avenida Enrique
Tejera. Varios tramos tienen cavidades, lo bastante amplias para ocasionar
daños en vehículos livianos y pesados. Además botes de aguas negras invisibilizan
las zonas peligrosas.
Desde hace dos meses, entre la calle 108 y la avenida
Aranzazu, yace el primer hueco. Daniel Castrillo trabaja en el área. Explicó
que hace pocos meses cuadrillas asfaltaron, sin embargo se originó rápidamente
este inconveniente. “Esto seguramente quedó mal compactado y con tanta lluvia
fue cediendo”.
La llegada del invierno es una preocupación para un negocio
de repuestos de motocicletas frente al local de Daniel. “El agua empozada hace
que se vea nada, pasan los carros mandados y bañan a los motorizados cuando
están arreglando algo”.
A tan solo unos metros se encuentra el más grande de la vía.
Entre la calle Briceño Méndez y la urbanización Palotal se divisan tablas,
cauchos y piedras, estas lo esconden. Adelante una boca de visita desborda
constantemente aguas negras que agravan el panorama.
Más de una semana es el tiempo estimado por los residentes.
La rotura nació luego de una fuerte lluvia. Con el constante tránsito se
socavó, inhabilitando un canal. Hace unos días cayó un señor de la tercera edad
con su camioneta. Los muchachos del negocio y varios vecinos ayudaron a
empujar. «Desde entonces mi esposo decidió colocarle cosas para que la
gente lo vea», contó Digna María de Mundo, trabajadora del sector.
Afirmó que han colocado la denuncia ante los organismos
competentes pero solo han acudido medios de comunicación a reportar el hecho,
esperan aun la visita de algún ente funcional.
