Gerardo Rangel Sánchez

Para muchos valencianos la plaza Bolívar era un punto de reunión, donde se conversaba tranquilamente, los niños jugaban mientras el padre leía el periódico o solamente disfrutaba de su café. Hoy en día la inseguridad aleja a las familias del punto más representativo de la ciudad.  

Para algunas personas la situación es crítica. Solo algunos valientes se atreven a reposar en los bancos durante las horas de mayor calor. No hay iluminación, las áreas verdes fueron arrasadas con varios árboles talados y la basura siempre está presente.  

La fuente está funcionando pero el agua tiene un color verdoso por la falta de mantenimiento en la bomba y tanques. En su inocencia, los niños tocan el agua y juegan con las palomas, se asombran con las iguanas y se divierten alimentando a las ardillas pero este patrimonio es testigo del pasar de los años de una Valencia en desarrollo, mostrando su peor cara. 

“Antes las personas respetaban el lugar, actualmente nadie le presta atención”, lamentó José Canache, quien manifestó su  nostalgia al recordar otros tiempos cuando todo era “más hermoso”.  

Julián García descansaba en uno de los pocos bancos donde hay sombra en compañía de su esposa e hija, cuando va al centro de la ciudad visita la plaza y lo encuentra como algo terapéutico aunque ya nada sea como antes.  

“La situación es de abandono” sentenció José Avellaneda habitante del casco central. El párroco de la Catedral Pedro De Freitas lamentó la falta de mantenimiento de tan importe símbolo y patrimonio de la ciudad. 

 En la gestión del alcalde Edgardo Parra, se realizó una importante inversión para su restauración, y aunque pasaron varios meses para la inauguración, cuando la obra estuvo finalizada, los cinco millones 800 mil bolívares invertidos en la sustitución del piso, restauración del monolito, construcción de una fuente, nuevas jardineras y la instalación de bancos más cómodos para los visitantes, solo fue un “pañito de agua tibia” porque con el pasar de los meses la mala calidad de las obras se evidenció. 

Esta plaza que es una de las pocas que presenta al Libertador Simón Bolívar en un pedestal sobre una columna señalando las sabanas de Carabobo, cuando lo ideal sería una representación ecuestre. 

Vecinos, comerciantes y transeúntes piden al alcalde Miguel Cocchiola y al gobernador Francisco Ameliach, quien en noviembre del 2015 anunció la aprobación de recursos para la restauración de la plaza, que rescaten estos espacios lo más pronto posible para el disfrute de la colectividad. 




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