Son el escudo que protege a las personas de la delincuencia, y ese muro se resquebraja a merced de los delincuentes. (Foto Archivo)

Estefanía Rosales Coronel

Febrero [23] fue de duelo para la familia del funcionario de la Policía de San Diego Hendrix Miranda Pedroza. Perdió la vida mientras intentaba frustrar el robo de un vehículo en El Tulipán. 33 años. Padre de una niña de 10 años, tenía 5 de servicio. Este 2015 sería ascendido a oficial agregado.

El caso de Hendrix Miranda no es el único en la región central, tampoco en el resto del país. Al menos 39 policías han caído a manos del hampa en lo que va de año en Venezuela. El 17 de febrero dos efectivos fueron asesinados a tiros en plena vía pública del barrio Bolívar de Maracay. Dos días antes, el 15, un joven policía del estado Anzoátegui también fue ultimado en el ejercicio de sus funciones, cuando trató de impedir un atraco que cometían cuatro delincuentes. El día 9, un PNB murió baleado frente a su casa en San Vicente. En Mérida, el primer día de febrero, otro funcionario fue abatido en el cumplimiento de su deber. En enero la cifra de funcionarios asesinados llegaba a 22.

Fuentes oficiales de la Policía de Carabobo indican que hasta el 23 de octubre del año pasado, 24 funcionarios murieron víctimas de la delincuencia. El motivo más frecuente detrás de los asesinatos: el robo del arma reglamentaria, que el delincuente busca para cometer fechorías o para saldar deudas con algún grupo hamponil. Por lo general, ocurren cuando el efectivo está solo, así que en los operativos debe estar asistido por otro más.

“Ser policía hoy es 100% más peligroso que hace 10 años”, asegura el jefe de Investigaciones del Cicpc Las Acacias, comisario Franklin Salina.

-Toda actividad en la calle es de alto riesgo. A veces nos confiamos al entrar a un sitio, pero uno no sabe quién nos saldrá con un arma de fuego disparando, agregó Salina.

¿Qué consecuencias tiene para la sociedad que los funcionarios policiales estén perdiendo la batalla contra el hampa? La pérdida de respeto al policía y el desprecio a la ley y a la autoridad. Para el director del Observatorio Venezolano de Violencia, Roberto Briceño León, los está haciendo cada vez más vulnerables, sumándolos a las víctimas de la inseguridad.

Concuerda el especialista en Ciencias Penales, Fermán Barroso. “La percepción generalizada de la población hacia la policía es de desprecio, lamentablemente ha perdido su autoridad, al igual que las instituciones responsables de proteger a los ciudadanos y sus bienes”.

El criminólogo Javier Gorriño señala que la situación se ha vuelto tan recurrente, que la muerte de un policía a manos del hampa es hoy una cifra más a los ojos del ciudadano. “Nos acostumbramos a la inseguridad. Es tan común que las noticias de sucesos no impactan”.

En la mira

La superioridad de las armas de los grupos hamponiles es una de las principales desventajas. La resolución N° 621 elaborada por el Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia en conjunto con el de Defensa publicada en el 2009 en la Gaceta Oficial 39.332, solo le permite a los funcionarios de cuerpos policiales municipales y estadales el uso de armamentos con proyectiles hasta 9 mm, mientras que los delincuentes se enfrentan con armas de alto calibre. “Incautamos una pistola calibre 40 y todas las balas que tenía en la recámara eran expansivas, tipo de municiones que estallan en el cuerpo generando heridas internas”, el funcionario ilustra una realidad que está cercando la acción policial.

De acuerdo con un trabajo publicado por El Nacional [agosto 2014] desde que se promulgó la Ley Desarme en el 2013, las autoridades han sacado de circulación 12.603 armas de fuego en incautaciones. Apenas 1% de las existentes en el país. Los cálculos de la Comisión Presidencial para el Desarme indican que hay entre 1,2 y 1,5 millones de armas.

El criminólogo indica que la proliferación de armas ilegales dificulta las tareas de los policías, ya que si las armas estuviesen registradas sería posible identificar con mayor velocidad a los responsables de los actos delictivos. “Y los delincuentes buscan armas de alto calibre para poder vulnerar los vehículos blindados en los que se trasladan posibles víctimas de secuestros”.

Impera la impunidad

Otro factor detrás de la violencia: la impunidad. El sociólogo y director del Observatorio Venezolano de Violencia Roberto Briceño León apunta que “el delincuente se siente seguro de que puede salir a la calle a buscar un trofeo, calculando que no le pasará nada”.

-Para un antisocial matar a un policía significa obtener una medalla en la carrera de ascenso dentro de la banda. Matarlo en un enfrentamiento adquiere prestigio frente a otra banda. Internamente es el punto sin retorno.

La delincuencia tiene un poder de fuego superior al de los cuerpos de seguridad e incluso ostentan mayor poder adquisitivo, precisa el jurista Barroso. “La conducta de los delincuentes rebasa a los organismos del Estado. Las acciones criminales, las amenazas a la familia y propiedades de las autoridades policiales, frenan cualquier avance contra el crimen”.

Combates asimétricos

El 11 de febrero de este año, unos hampones que intentaban un secuestro fueron sorprendidos por la policía del municipio Sucre. Estaban armados con fusiles AK47 y granadas. Al finalizar el enfrentamiento, los efectivos recuperaron un fusil Kalashnikov AK-103, un cargador vacío y otro con 41 cartuchos. Días antes [5 de febrero] cuatro funcionarios de PoliCharallave fueron heridos al ser atacados con una granada, mientras requisaban a un grupo de motorizados.

Décadas atrás, la delincuencia no estaba equipada con armas de guerra y la policía estaba autorizada para utilizar armas largas y subametralladoras para combatir a los antisociales. En el Manual de Dotación y Equipamiento elaborado por el Consejo General de la Policía, las carabinas de asalto de 9 mm y las subametralladoras son armas de uso especial que deben usarse “acorde a la misión a cumplir” y debe ser autorizado por la Dirección General de Armas y Explosivos. Además las carabinas de asalto se permiten 1 por cada 500 funcionarios, mientras que en el caso de las subametralladoras apenas 1 por cada 50.

Un funcionario jubilado que prefirió resguardar su nombre comentó que en una ocasión un compañero fue asesinado cuando patrullaba. “Este tipo de incidentes no era lo cotidiano. Antes los delincuentes se escondían de los cuerpos de seguridad, pero las cosas han cambiado. Lo más difícil de ser policía hoy es la inseguridad personal, los efectivos no están seguros, no los respetan. A los criminales no les importa la vida”.

No se conoce cuántas armas ilegales están en poder del hampa o el número de bandas delictivas que operan dentro del territorio nacional. Lo que sí se sabe porque lo reveló el Viceministerio del Sistema Integrado de Policía (Visipol) en su página web en agosto de 2014, es que en Venezuela hay 104.878 funcionarios policiales, de los cuales 19.821 pertenecen a la Policía Nacional Bolivariana; 63.814 a policías estadales y 21.243 a municipales.

Y según la norma internacional establecida por la ONU es de 4 policías por cada mil personas. En Carabobo la policía regional está integrada por 4 mil funcionarios, según el departamento de prensa de la Comandancia. Y tomando en cuenta que la población en la región -de acuerdo al censo del INE [2011]- es de 2.245.744 habitantes, entonces el déficit se ubicaría en 2960 funcionarios. Ya en el 2013, el entonces ministro de Interior y Justicia, Tareck El Aissami, señaló que se necesitaban 50 mil policías más en el país para garantizar la seguridad de todos los venezolanos. ¿Será suficiente para hacerle frente a criminales cada vez mejor armados y más violentos?

De acuerdo con estadísticas del asesor de seguridad y exjefe de Inteligencia de la región central de la Disip (hoy Sebin), José Moreno, se requieren más funcionarios. “No hay patrullaje, la gente se siente descuidada. Se requiere recursos y tecnología”.

Según las cifras que maneja Moreno, en el Cicpc existen 8 mil 922 funcionarios, pero se requerirían al menos 30 mil investigadores policiales. Cifra que se calcula sobre la base poblacional (30 millones de habitantes) y el promedio de delitos anuales denunciados, los cuales se ubican en más de 270 mil casos.

Las condiciones de vida también desfavorecen a los efectivos: La mayoría vive en zonas de alta peligrosidad, donde sus vecinos pueden ser los mismos delincuentes que intentan llevar ante la justicia.

“Con la matanza y el asesinato selectivo del policía, ya esta profesión no es tan codiciada ni atractiva, porque tiene un gran riesgo y la remuneración no es alta”.

Otra desmejora está relacionada con el adiestramiento de los aspirantes. En un año salen a la calle jóvenes entre 18 y 23 años con un uniforme y un arma de fuego, explica el asesor en seguridad. “Las nuevas promociones de los últimos 5 y 10 años, van solo una vez a un polígono de tiro y tienen una semana de entrenamiento físico. Sin buena formación, no puede haber un buen policía, ni seguridad”.

Para exponer la gravedad del problema, Moreno realizó la siguiente comparación: El año pasado en Nueva York, 3 funcionarios policiales fueron víctimas de violencia letal. La población de esa metrópolis supera los 8 millones de habitantes. En Venezuela, la cifra fue de 130 solo en la capital caraqueña, que de acuerdo al último censo tiene una población de 3 273 8631 habitantes. Es decir, aquí ocurrieron 40 veces más homicidios de policías que en la población neoyorquina.

“Es una falla estructural, el tema policial está relacionado con la impunidad y la falta de justicia”, señala Moreno.

“Mientras no tengamos una justicia realmente proactiv, ni policías bien entrenados y remunerados, no se respeten las leyes y tampoco se mantenga una cultura de seguridad, las cifras van a agravarse”.

Ataques a sedes policiales

Los delincuentes no solo atacan a los efectivos cuando estos se encuentran realizando operativos en las calles, sino que no les tiembla el pulso para atentar contra las comisarías. En ataques ocurridos el 17 de marzo unos delincuentes robaron 21 pistolas marcas Glock y Tanfoglio de un módulo policial ubicado en Catia La Mar, estado Vargas. La comisaría de la policía regional de la población de San Mateo, municipio Bolívar del estado Aragua, fue atacada el 9 de octubre con una granada. A finales de octubre tres hombres se llevaron 42 pistolas marca Pietro Beretta calibre 9 milímetros, al perpetrar un asalto en la sede de la PNB de Tránsito Terrestre, en el sector II de Trapichito en Guarenas, estado Miranda.

Infografía: Tiros Mortales

.- Entre 4 y 5 millones de armas de fuego en el país, estima el OVV.

.- 2014: Más de 600 funcionarios asesinados. 130 en Caracas. Al menos 2,5 policías por semana

.- 2015: En Carabobo más de 10 en lo que va de año. 1 por semana. 39 policías caídos a manos del hampa en el año en el país.

.- 4 ciudades venezolanas entre las 20 más violentas del mundo. [Estudio de la ONG Seguridad, Justicia y Paz, en principales urbes de 11 países]: Caracas, en 2° lugar, con una tasa de 115,98 homicidios por cada 100.000 habitantes. Valencia, en el 7° puesto, con 71,08. Barquisimeto en el 9°, con 46,46. Ciudad Guayana en el puesto 20°, con 62,13

.- Zonas “riesgosas” para operativos de seguridad: Mañonguito, La Ceiba de Naguanagua y Vivienda Rural de Bárbula.

.- Sobre los asesinatos: La mayoría de los policías muertos eran menores de 25 años. 45% de los homicidios registrados se produce por robos de armas o vehículos. 48% se encontraba en el cumplimiento de sus labores.

.- Inversión en seguridad ciudadana: Los proyectos destinados a la seguridad ciudadana para 2015 tienen 63% de disminución en comparación con el año anterior. Bs. 136.670.440.434 en el presupuesto 2015 para el Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz.

.- Muertes de funcionarios por regiones: Distrito Capital: 132. Carabobo: 62. 31% han aumentado los asesinatos de policías en Carabobo este año. Aragua: 43. Zulia: 23

.- 2013: 295 muertes violentas de funcionarios de seguridad.

.- 2014: 338 efectivos en todo el país [18% de incremento]

Fuente: OVV, José Moreno y Ley de Presupuesto Nacional 2015




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