Luis Alejandro Borrero | @LABC7

lborrero@el-carabobeno.com

Los tiempos han cambiado. Antes, al recibir el pago de sus prestaciones sociales, los docentes y trabajadores universitarios aprovechaban para concretar viejos planes. Se compraba una casa, un carro o se iban de viaje. Ahora no les alcanza ni para pagar las tarjetas de crédito, lamenta María Luisa Maldonado, exrectora de la Universidad de Carabobo (UC) y directora de Egreamigos UC. “Las prestaciones fueron pulverizadas”.

Jamás la situación fue tan grave. El año pasado solo se publicaron tres listas de profesores y trabajadores jubilados y pensionados que recibirían el pago. Una en junio, otra en septiembre y la última en noviembre. En 2016 no se sabe nada. Maldonado advierte que ni siquiera lo del año pasado fue un cálculo completo, porque es una parte de lo que realmente les correspondía. Lo adjudica a tres factores que hicieron de las prestaciones, lejos de un motivo de celebración, una razón para la tristeza.

Atraso. Es el primer factor. Las prestaciones sociales se cobran desde el año 1976, cuando se adquirió el derecho. Para los universitarios se disfruta desde los años 90, con el retroactivo de dos décadas atrás. Significó, entonces, una época de bonanza, recuerda Maldonado. Los beneficiarios se podían comprar de todo. Desde la llegada del chavismo al poder, explica que hay profesores a quienes se les debe, incluso, desde el año 2000.

Segundo factor: el método de cálculo. Maldonado formó parte de la Comisión Nacional de Planificación que en 2014 se encargó de calcular el método y la cuantía de las prestaciones para los profesores universitarios y trabajadores del sector. Argumentó este jueves en conferencia de prensa que el chavismo, controlador del Ministerio de Educación Superior, utilizó una fórmula que no equivale a la realidad. Por eso, los docentes muchas veces terminan cobrando entre 20% y 30% de lo que realmente les toca.

Si las cosas fueran justas, un docente tendría que ganar más de 250 mil bolívares mensuales. Solo así se podría cubrir la canasta básica. Pero la realidad es que un docente titular en Venezuela puede apenas comprar 0,14 canastas básicas. Eso trae como consecuencia profesores desmoralizados, desmotivados, y que tienen que agarrar autobús para llegar a clases. Ya ni taxis pueden pagar con un salario que apenas sobrepasa los 30 mil bolívares.

El tercer factor es la inflación. No se vive con sueldos tan bajos. En 2009 un profesor titular con su sueldo adquiría 2.09 canastas básicas. Pero el deterioro en los últimos tres años ha sido espectacular, advierte. Se necesitaría un aumento de 253,88% para equiparar la balanza y ofrecer un poco de calidad de vida a quienes son el impulso y desarrollo de un país: los universitarios. “El Gobierno se está quedando con buena parte de nuestro esfuerzo a lo largo de la vida. Lo que me preocupa es que si llega un nuevo Gobierno, la deuda en retroactivos será gigantesca”.




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.