AP
Una mujer acusada de practicar brujería y provocar enfermedades a sus vecinos fue quemada viva en una comunidad indígena en la zona central del país, informó el martes la fiscalía.
Un video grabado por uno de los testigos con un celular y obtenido por la fiscalía muestra a la mujer amarrada de las manos en medio de una ruma de troncos secos, un hombre la baña con gasolina y otro le arroja un fósforo. Luego se observa cómo el fuego cubre su cuerpo y ella grita con desesperación.
El fiscal Hugo Mauricio, del distrito Puerto Bermúdez, confirmó por teléfono a The Associated Press la muerte de Rosa Villar Jarionca, de 73 años, en la comunidad indígena llamada "Shiringamazú Alto", donde no hay señal telefónica y distante a diez horas de su despacho por un dificultoso camino de trocha en medio de la Amazonía.
El hecho ocurrió el 20 de setiembre, pero debido a la inaccesibilidad de la comunidad recién se constató en la víspera cuando el fiscal Mauricio, en compañía de 20 policías armados, se trasladó hasta la zona y retornó con las evidencias del delito.
"Hemos encontrado algunos restos de huesos ya calcinados, se dice que se la ha estado quemando por tres días seguidos para que no haya rastros", dijo el fiscal. Comentó que hallaron un hueso húmero casi intacto, posiblemente de Villar.
Añadió que frente a 40 habitantes, Villar fue condenada a morir por supuestamente provocar cólicos permanentes en varios comuneros. "Por acuerdo de la mayoría llegamos a una decisión de eliminar a esta señora" se lee en un acta escrita a mano en idioma español en el libro de la comunidad que la fiscalía recogió como evidencia y a la que la AP tuvo acceso.
El acta, redactada y firmada por las autoridades comunales, también indica que el castigo sirve para "dar ejemplo a la comunidad y a otras comunidades que no debe existir este tipo de daños".
El fiscal Mauricio comentó que son frecuentes las acusaciones de brujería. En 2015 otra mujer embarazada fue acusada de brujería por pobladores y golpeada hasta hacerla abortar en otra comunidad, dijo el fiscal.
Los habitantes pertenecen a la etnia Yanesha y viven en una zona de la Amazonía central del país donde el estado con frecuencia envía a la policía para destruir pistas de aterrizaje de narcotraficantes que exportan cocaína en avionetas hacia Bolivia.