La remoción de Ramírez de los tres cargos es el resultado más evidente. (Foto EFE)

EFE

El recién nombrado canciller venezolano Rafael Ramírez fue la cara visible del petróleo venezolano durante más de diez años, coincidentes con la mayor bonanza de ese sector clave para la economía de su país, y desde hace casi un año era el «superministro» del área económica.

A los puestos de presidente de la empresa estatal Petróleos de Venezuela y de ministro de Petróleo y Minería en el país con las más grandes reservas de crudo del mundo, que le asignó el fallecido presidente Hugo Chávez, se sumó en 2013 el de vicepresidente del área económica y único vocero para los anuncios de ese ámbito por decisión del presidente Nicolás Maduro.

La remoción de Ramírez de los tres cargos es el resultado más evidente del «sacudón» que Maduro le dio este martes a su Gabinete ministerial y ha dado pie a todo tipo de interpretaciones, pues las mayores críticas a la gestión del sucesor de Chávez vienen sobre todo por el manejo de la economía.

Maduro señaló que los cambios anunciados este martes son «necesarios» para llevar adelante la «revolución bolivariana» que inició Hugo Chávez.

De 51 años, Ramírez, ingeniero mecánico graduado en la Universidad de Los Andes (ULA) en 1989, con maestría en Estudios Energéticos de la Universidad Central de Venezuela (UCV), fue uno de más leales colaboradores de Chávez (1999-2013).

El líder bolivariano elogiaba su papel en la estabilización de la industria de hidrocarburos después de que se produjera un paro petrolero entre diciembre de 2002 y febrero de 2003 que dejó pérdidas millonarias en el país.

Por entonces Ramírez era el ministro de la entonces llamada cartera de Energía y Minas y en 2004 Chávez le encargó, además, la presidencia de PDVSA.

Fue Ramírez quien, en un acto con los trabajadores de PDVSA y en vísperas de elecciones presidenciales a las que Chávez acudía como candidato a la reelección en 2006, pidió a los asistentes apoyo al Gobierno y aseguró que la industria petrolera era «roja rojita de arriba a abajo» en alusión al color de la «revolución bolivariana».

Desde entonces, la frase «roja rojita» para hacer referencia a la industria petrolera nacional se convirtió en un eslogan del Gobierno venezolano que aún persiste.

Maduro, ganador de las elecciones presidenciales convocadas tras la muerte de Chávez, le nombró vicepresidente para el Área Económica después de asegurar que contra su Gobierno se había desatado una «guerra económica» dirigida por opositores y empresarios financiados por Estados Unidos.

Ramírez aseguró que la muerte de Chávez, el 5 de marzo de 2013, no afectaría la actividad petrolera, que seguiría «el mismo plan y el mismo accionar» que marcó el líder fallecido.

«No hay cambios, es la misma bitácora que nos ha indicado el presidente», apuntó una semana después de la muerte del gobernante.

Mientras Ramírez era vicepresidente del área económica se eliminó el organismo que regulaba la entrega de divisas en el marco del control de cambios que rige desde hace más de una década y se crearon otros más estrictos, tres tipos de cambio y se restringieron aún más los mecanismos para acceder al dólar preferencial.

Ramírez defendió la necesidad de fortalecer «el aparato productivo» e ir «con todo el peso de la ley» contra aquellos sectores que habían «defraudado al fisco» haciendo uso del esquema abolido de control de cambio.

En julio pasado Maduro defendió a Ramírez de lo que definió como «una campaña brutal para destruirlo moralmente» y dijo que lo iba a mantener «intacto» en su puesto.

Según el presidente, la razón de esa «campaña» era que Ramírez había sostenido reuniones «muy importantes en el mundo financiero internacional» como parte de los «esfuerzos» que hace su Gobierno por la «recuperación y superación de los problemas económicos».

A fines de junio Jorge Giordani, que fue cesado como vicepresidente de Planificación, dijo en una sonada carta que el Gobierno había tomado decisiones equivocadas en el área económica, lo que provocó rumores de que Ramírez iba a salir del Gobierno.

«No me verán a mi ustedes escribiendo una carta de nada, nosotros somos profundamente leales al comandante Chávez, y profundamente leales al presidente Nicolás Maduro y no somos ingenuos, estamos en medio de un guerra contra nuestro pueblo», dijo Ramírez entonces sobre las críticas de Giordani.




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