EFE
La
presidenta brasileña, Dilma Rousseff, rechazó este sábado la legitimidad del
proceso de destitución al que se enfrenta y sugirió que, si se quiere juzgar su
Gobierno, que el juez sea el pueblo por medio de unas elecciones.
«Desde el punto de vista de la política, el gran juez es el pueblo
brasileño. Si quieren hacer un juicio de mi Gobierno, que acudan al pueblo
brasileño y no al impeachment. Solo quien tiene la legitimidad del voto, puede
juzgar», dijo Rousseff durante la ceremonia en Palmas, capital de
Tocantins.
Esta es la primera vez que Rousseff sugiere en público la celebración de
elecciones, pero esta posibilidad no está recogida en la Constitución en el
caso de destitución o renuncia de un mandatario.
Rousseff reiteró su tesis de que el proceso de destitución se trata de un golpe
de Estado, porque no tiene base legal y porque ella ni siquiera participó en
los supuestos ilícitos que le imputa la oposición.
La denuncia se basa en unas maniobras contables, supuestamente irregulares,
realizadas en los últimos años y que han sido comunes en los Gobiernos de los últimos
presidentes brasileños.
Rousseff también reiteró no renunciará aunque el Senado decida en los próximos
días iniciar el juicio político, para lo que sería necesaria la mayoría simple
de los 81 senadores.
La votación crucial se celebrará previsiblemente el próximo miércoles en el
pleno de la Cámara alta, aunque aún no ha sido confirmado oficialmente.