EFE
La entrada
del fenómeno meteorológico «El
Niño», que en Venezuela se traduce en escasas lluvias y altas temperaturas,
ha traído consigo la disminución de la generación de energía hidroeléctrica y
el suministro de agua potable para los 30 millones de habitantes del país.
Ahora, la sequía provocada por el
fenómeno ha hecho que los 18 mayores embalses con los que cuenta Venezuela estén «muy cerca de la línea
roja» o alcancen «niveles críticos», según anunció el
ministro de Ecosocialismo y Aguas del país, Ernesto Paiva.
Por ello, desde el pasado 4 de enero se implementó un plan de suministro
equitativo que implica, según Paiva, la «corrección de las fugas de agua»
en los acueductos del país.
Además el
racionamiento del servicio entre 6 y 5 días a la semana. Las válvulas son
abiertas solo en horas de la mañana. Los ciudadanos
buscan abastecerse del líquido recurriendo a tanques y recipientes para
depositarlo.
Cada envase constituye un potencial criadero de los mosquitos que depositan sus
huevos en aguas limpias, por lo que la situación amenaza con agravar el brote
de enfermedades transmitidas por vectores: el dengue, la chikungunya y el
recién llegado zika.
La nación petrolera afronta ahora la epidemia del virus propagado por las
hembras de los mosquitos del género «Aedes aegypti», que afecta ya a
más de veinticuatro países americanos y del Caribe.
La ministra de Salud, Luisana Melo, indicó que
se han contabilizado 4 mil 500 casos sospechosos de zika, los cuales
corresponden a personas que han asistido a consulta.
Melo explicó también que hay 255 casos
del relacionado síndrome Guillain-Barré, que ataca el sistema nervioso y
que en algunas ocasiones puede ocasionar parálisis o debilidad muscular.
Descartó que en Venezuela se haya registrado microcefalia en
recién nacidos, un problema que según la Organización Mundial de la Salud
(OMS) puede suscitarse si mujeres embarazadas contraen el zika.
La representante de la cartera de Salud señaló, además, que se han registrado 2 muertes de pacientes
presuntamente afectados por el zika. Los familiares de esas dos víctimas
dijeron no haber encontrado inmunoglobulina para tratar la enfermedad.
Melo argumentó que existe una alternativa a ese tratamiento: La plasmaféresis,
un procedimiento por el cual se extrae la sangre del paciente y se introduce
nuevamente sin el plasma.
Indicó que el Gobierno garantiza el acceso a alguno de los dos tratamientos
admitidos por sus protocolos (inmunoglobulina y plasmaféresis).
Como parte del plan de prevención, los
organismos de salubridad emplearán 70 mil litros de insecticida para fumigación,
reforzarán las medidas de control en los aeropuertos y realizarán campañas para
instar a la comunidad a eliminar los criaderos del «patas blancas».
A estos problemas se agregan las colas que deben hacer los
venezolanos para adquirir los también escasos alimentos de la cesta básica,
el alto costo de la vida en una nación con una inflación que se sitúa entre las
más altas del mundo y a los altos índices de violencia que atemorizan al
ciudadano de a pie.
