Beatriz Rojas/@rojas_beatriz
Clara Chourio salió este martes al mediodía del supermercado, con una mezcla de rabia y satisfacción. Rabia porque estaba haciendo cola desde las cinco de la mañana y satisfacción porque pudo comprar dos paquetes de harina de maíz precocida PAN y medio kilo de pasta corta.
A 480 bolívares compró la pasta y los dos paquetes de harina en 190 cada uno. El gasto le representó un ahorro significativo en comparación con los precios especulativos a los que venden estos productos los bachaqueros. Pero también 7 horas de espera.
A dónde vamos a llegar Dios mío, se preguntaba mientras caminaba a paso rápido para llegar lo más temprano posible a su casa.
La suerte de Chourio no la tuvieron los clientes que llegaron al San Diego de la avenida Bolívar norte, después del mediodía, porque ya se había anunciado que los productos a precio regulado se acabaron.
A primeras horas de la mañana se observó un gentío en los alrededores del local, tratando de tener acceso para comprar. Pero en la tarde ya no había nadie.
En el Central Madeirense, también en la Bolívar, un buen número de personas esperaba para ver si vendían el aceite que se había anunciado a través de rumores.
En los alrededores del Abastos Bicentenario no se han formado colas en esta semana, porque no se han ofrecido ningún producto a precio regulado. Se desconoce incluso cuándo llegarán.
Los trabajadores permanecen en el local conversando entre ellos, porque es muy poca la cantidad de clientes que llegan a comprar. Los precios de los productos que se ofertan en algunos casos están más altos que en otros comercios privados.
