EFE

El presidente de Brasil, Michel Temer,
pidió este viernes la aprobación «urgente» de las medidas de ajuste fiscal que
presentó a consideración del Congreso, para evitar que el Gobierno tenga
que elevar la carga tributaria el próximo año y asegurar así la
recuperación del crecimiento económico.

«No queremos aumentar la carga tributaria» porque «ya se llegó al límite», declaró Temer
ante empresarios, economistas y autoridades reunidos este viernes en
Sao Paulo, durante un foro económico organizado por la revista
financiera Exame.

El jefe de Estado expuso en el foro ante
empresarios su programa económico para salir de la grave recesión que
vive el país, que incluye recortes de gastos y un amplio paquete de
concesiones y privatizaciones, en medio de la presiones del mercado para
que el Congreso ponga en marcha su plan de austeridad.

Una
Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) que envió al Congreso prevé
que partir de 2017 el aumento de los gastos públicos se limite a la
inflación del año precedente, una iniciativa que ha recibido críticas
por parte de ciertos sectores que alegan que los recursos destinados
para la salud y la educación se verán afectados.

Ante la
necesidad de tomar medidas de ajuste, el mandatario dijo que no le
preocupa convertirse en un gobernante impopular si eso contribuye a la
recuperación económica del país.

«Por lo tanto si yo me torno
impopular, pero Brasil crece, me daré por satisfecho. Esta es la gran
realidad y lo que yo necesito, lo que el Gobierno necesita, es
exactamente eso», aseveró Temer,
quien asumió de forma interina la Presidencia el 12 de mayo, cuando el
Senado decidió juzgar a Dilma Rousseff, y con plenos poderes el 31 de
agosto, cuando el Congreso destituyó a su antecesora.

A pesar de haber ocupado la Vicepresidencia desde 2011, cuando Rousseff asumió en su primer mandato, Temer negó ser el responsable de la grave situación económica que vive actualmente Brasil.

«Hay números» que muestran «con claridad la situación critica que
heredamos», subrayó el gobernante, quien advirtió que estará
continuamente citando datos económicos en sus intervenciones.

«Voy a cansarlos, así sea rápidamente, con datos, para que no digan más
adelante, dentro de unos dos o tres meses, que este pasivo es nuestro»,
manifestó.

Brasil terminó 2015 con una contracción del
producto interior bruto (PIB) del 3,8 % y este año se prevé otra caída
próxima del 3,2 %, además de una inflación por encima del techo máximo
de la meta en el bienio, una tasa de interés entre las más altas del
mundo y un creciente desempleo.

«La culpa no es mía», declaró
de manera enfática el jefe de Estado, quien recordó que la inflación
pasó del 6 % en 2014 al 10 % en 2015 y que las inversiones retrocedieron
un 25 % y que, en su opinión, eso se reflejó en «los casi doce millones
de desempleados que tiene ahora el país».

Para Temer,
Brasil enfrenta «la peor crisis de su historia», con un déficit fiscal
récord de 185.000 millones de reales (unos 56.818 millones de dólares),
por lo que «los gastos se transformaron en una bola de nieve».

«No quiero asustarlos y sí motivarlos para salir de esta crisis. La
causa es básicamente interna y fiscal. El Estado se endeudó mucho más de
su capacidad y eso generó recesión y desempleo», apunto.




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