Las toninas juguetean con él en confianza. (Foto Ángel Chacón)

Luis Felipe Hernández

Entrar al Acuario de Valencia y no saludar a Miguel Jiménez, o popularmente conocido como Tonino, puede considerarse hasta un sacrilegio. Él es nada más que el primer entrenador de los delfines rosados (toninas). Fue en la década de los 70 que vino a Valencia para darle vida a uno de los lugares más conocidos por los ciudadanos.

Sus envejecidas manos reposan sobre las piernas. Se sienta en el lugar que lo vio hace unos años entrenar en vivo a las toninas. Esboza una tímida y ligera sonrisa que denota ansias de conversar sobre su pasado.Las imágenes de su juventud comienzan a vislumbrarse.“Soy de Apure y siempre me han gustado los peces. Sobre todo esas hermosas especies rosadas”.

Estaba en un río cuando vio unos hombres que intentaban capturar toninas. Se les acercó con curiosidad: ¿Puedo ayudar? Les preguntó. Obtuvo como respuesta unas cuantas risas. Eso no lo detuvo: tomó fuerza y manualmente como en una película tomó por la fuerza al animal. Su nuevo destino sería Valencia junto a la idea de entrenarlas sin conocimiento alguno para brindarle a la comunidad valenciana, un momento de esparcimiento a costa de esos delfines rosados.

Con el pasar de los años los ejemplares fueron llegando. Hasta más de diez especies han vivido en el acuario. Tonino recuerda su primera función. “Tenía muchos nervios, había mucha gente”. Los espectáculos se repetían una y otra vez hasta que un día uno de los delfines se enfermara. Trabajadores del Acuario alegan que Tonino inventó un truco para ejecutar de manera efectiva y directa un lavado de estómago que para la época nadie había materializado. “Se utiliza una mujer porque tiene el brazo más fino, se le introduce a la boca del animal con un trapo para protegerla de los dientes. Luego de eso nos llevamos unas cuantas sorpresas”.

Juguetes, placas de automóviles, zapatos, chapas, pelotas, hasta unos cuantos bolívares fueron lanzados por los espectadores. Luego se expusieron jocosamente en una cartelera. Él recuerda esos momentos de antaño con añoranza. Desde hace más de cinco años dejó de ser entrenador pero eso no quiere decir que haya abandonado el acuario: ahora es un guía-leyenda viviente, como lo cataloga un trabajador que confiesa quererlo mucho.

Tonino saca un par de pescados y silba mientras camina el borde de la piscina. Dalila y Zeus (nombres escogidos por él) se acercan. “Tenía año y medio sin verlos”. A pesar de decirlo, Tonino parecer tener una conexión con los animales. Les habla con cariño. Hasta acaricia sus mojados cuerpos. Los cetáceos se abalanzan mojando al octogenario durante este show privado.

Se siente a gusto en el Acuario. Ha tenido batallas ganadas y perdidas. El fue uno de los protagonistas del caso de Artemis, tonina que murió en el 2011. El hecho desencadenó polémica en la comunidad valenciana e incluso fuera de la frontera municipal. “Fueron días duros pero siempre hemos luchado por los animales y seguiremos haciéndolo”.




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